Una luz de esperanza

1K 62 15
                                    

Un pequeño aviso: hay una parte de la historia que tiene un pequeño error con el guión que traté de arreglar como 16284 veces pero no pude y quedó mal, pero bueno, son cosas que pasan y eso y sin más payasos de rodeo, que inicie el cap...     

          Akko estaba sobre el borde, a un sólo paso de su muerte inminente, quería acabar con ese sufrimiento pero cuando estaba a punto de dar el paso, algo la detuvo de golpe. Miedo. El miedo la invadió por completo, haciendo que retrocediera varios pasos hacia atrás, su mente volvió a la realidad y no pudo contener las lágrimas y se tiró de rodillas al suelo llorando. N-no puede ser... Por poco y yo... Tengo que irme de aquí. Akko quería correr lejos del lugar pero sus piernas no reaccionaban, el shock era tal que no podía moverse, quería hacerlo, quería gritar pero no podía pese a sus esfuerzos. Ya al cabo de unos minutos por fin pudo liberarse de ese shock y empezó a bajar las escaleras como si no hubiera un mañana hasta que llegó al patio, corriendo hacia el bosque Actrurus, sin importar lo que sucediera, ella sólo quería estar lejos de ahí.

*Mientras tanto*

          El grupo volvió a la búsqueda de Akko, llevaban más de 2 horas buscandola y se había vuelto bastante tormentosa, sabían de las consecuencias que les esperaba si estaban fuera de sus habitaciones pero eso carecía de importancia, sólo les importaba Akko, no quería que algo malo le pasará, pero esta última contaba una historia totalmente diferente.
—Estoy agotada –dijo Amanda mientras recargaba su espalda en una de las paredes de uno de los pasillos.
—Ni que me lo digas, llevamos más de 3 horas buscándola –dijo Bárbara soltando un pesado bostezo indicando su cansancio.
—... Mejor la buscamos mañana –sugirió Adler–, hay que reponer energías.
—Está bien –contestó Lotte algo apagada.
          La preocupación en todos era bastante obvia, pero por ahora tenían que tomar un pequeño descanso para seguir buscando mañana a primera hora.
         Akko seguía corriendo como si no hubiese un mañana, estaba tan aterrada por saber que estaba a un sólo paso de su muerte. No puede ser... No puede ser... ¡No puede ser!, se decía Akko una y otra vez, quería que esas malditas ideas suicidas se fueran de su mente como fuera posible. Luego de un rato corriendo se detuvo, cansada y jadeante se recargó en un árbol, dejándose caer al suelo, estaba muy agotada, sabía que corría peligro si se quedaba dormida, ¿pero que más da? Al menos para protegerse un poco, utilizó varias de las hojas secas que había en el suelo y se las colocó encima para camuflajearse un poco y no correr mucho peligro, eso era lo que esperaba.

*Al día siguiente*

         Akko despertó de golpe al sentir que algo se le acercaba a gran velocidad, temía lo peor, así que tomó un palo como arma y empezó a caminar lentamente hacia atrás, esperando a esa cosa llegara, pero cuando esa cosa estuvo a la vista, Akko soltó un suspiro de alivio al ver que sólo era un animal inofensivo. Menos mal, pensó Akko mientras soltaba el palo y se sentaba en el suelo. Debo volver, es peligroso estar por aquí. Akko se levantó al cabo de unos minutos y emprendió su camino de vuelta, esperando a que nada la atacase o que se perdiera; caminó y caminó hasta que pudo ver a lo lejos la academia y aceleró un poco más su paso. Llegó hasta la entrada y entro como si nada, viendo cómo las alumnas recorrían los pasillos sin prestarle atención a Akko, que era mejor para ella, mientras más desapercibida mejor, pero aún así sentía las miradas de las demás y le incomodaba demasiado, quería salir corriendo en ese momento pero se contuvo para no levantar sospecha alguna.
          Akko llegó hasta su habitación, en donde pudo ver a todas sus amigas que estaban sentadas en las camas mirando a la puerta y se exaltaron al verla, que se levantaron casi al instante y la abrazaron.
—¡¿Dónde estabas Akko?! –exclamó Lotte casi al borde del llanto–¡Nos tenías preocupadas!
—L-Lotte...
—¡Nunca vuelvas a irte idiota!
          Pasaron un par de minutos y ya se había calmado un poco la situación, pero ahora le lloverian las preguntas a Akko sobre lo que pasó, aún sabiendo que casi comete una locura que pudo haber costado la vida.
—¿Dónde diablos estabas Akko? –preguntó Amanda– Estuvimos toda la noche buscándote.
—B-bueno, yo... –Akko estaba temblando del miedo, no sabía que responder por que simplemente las palabras no surgían, sentía que su garganta se cerraba de a poco.
—Tranquila Akko –Jasminka le dió unas cuantas palmaditas en la espalda–. Tómate tu tiempo, se que es difícil lo que estás pasando– Jasminka le acercó su bolsa de frituras para que tomase una, pero Akko negó de forma amable, y Jasminka siguió comiendo.
—Ch-chicas... –Akko quería liberar toda esa pena que tenía dentro pero temía a las reacción de sus amigas, sabía que no sería la mejor, pero su creencia de que sería peor aumentaba– He de decirles que yo –Akko hizo una breve pausa mientras lágrimas salían de sus ojos y recorrían sus mejillas–. T-t-rate de...
—¿Qué pasó Akko? –dijo Sucy presionandola un poco más.
—T-trate de suicidarme...
—¡¿Queeee?! –gritaron todas al unisono bastante sorprendidas y un tanto asustadas.
—... ¿Por qué harías semejante estupidez? –preguntó Lotte enojada.
—N-no lo sé, no estaba en mis 5 sent... –Akko fue interrumpida por un abrazo que le dió Lotte, que estaba llorando.
—¡No trates de hacer eso de nuevo! –exclamó Lotte mientras hundía su rostro en el hombro de Akko– Tu no eres así, tu jamás harías eso...
—Lotte...
—Debo decir que Lotte tiene razón –intervino Sucy–, tu no eres ese tipo de personas que se rinde fácilmente, ¿qué fue lo que causó esa decisión?
—Es lo único que queremos saber Akko –Lotte se separó un poco de Akko y la miró a los ojos.
—D-de verdad no lo sé, tal vez fue mi desesperación al no poder... Ya saben, recuperar a Diana después de muchos intentos.
—Lo sabemos, nosotras también tratamos un poco, aunque no nos fue bien jeje –dijo Amanda tomando su nuca mientras reía nerviosa, lo cual hizo que a Akko se le escapara una sonrisa.
—Hm, que rápido te recuperas Akko –dijo Hanna viendo cómo Akko volvía a sonreír después de lo sucedido.
—Jeje, sí, es cierto. Muchas gracias chicas, me siento mejor.
—Para eso estamos ¿no? Te apoyaremos en lo que podamos, sin importar la situación.
          El cuarto se volvió a llenar de risas dejando atrás todo lo malo, ya había pasado lo peor, la calma en las chicas había vuelto aún teniendo que lidiar con cierta rubia: Diana. Akko se empezó a preguntar dónde se encontraba, quería hablar con ella, le era como una necesidad que tenía que cubrir.
—Chicas, ¿saben dónde está Diana? –preguntó Akko.
—Está en la habitación, no ha salido más que para ir al baño.
—Ya veo, entonces iré con ella.
—¿Crees poder lidiar con ella? Digo, ya hemos tratado Bárbara y yo pero no logramos nada.
—No importa, yo podré lidiar con ella, lo he hecho antes así que no será difícil.
—Si tú lo dices.
—Bueno, iré a ver a Diana, nos vemos más tarde –Akko se despidió y fue con Diana a su cuarto.
          Akko estaba más que confiada para poder a hablar con Diana, pero más impresionante para ella fue con la rapidez que salió de aquel hoyo en el que se encontraba, donde es muy difícil salir y volver a ser como antes.
Llegó hasta la habitación de Diana, sentía como los nervios se le venían encima como olas golpeándola, pero trató de controlarse y tocó la puerta, y Diana abrió la puerta, dejando ver que aún seguía en pijama.
—H-hola Diana –dijo Akko un tanto sonrojada al ver a Diana en pijama, se le hizo muy sexy por así decirlo, tanto que quiso morderse el labio.
—Buenos días señorita Kagari, ¿necesita algo?
—B-bueno, q-quiero hablar contigo sobre lo que pasó ayer.
—Veo que te adelantaste, yo también quería hablar contigo sobre eso, pero ya que. Déjame cambiarme y ya hablaremos más cómodamente.
—E-esta bien.

Quiero que seas míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora