II

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C A P Í T U L O      2


Celine.

Les mentiría si les dijera que no estaba algo asustada, mis piernas temblaban notoriamente y mis palmas sudaban, en realidad, sentía que todo mi cuerpo comenzaba a sudar de una manera increíblemente rápida, creo que no había sudado tanto antes de un minuto sin la profesora Foster, que nos hacia una serie de ejercicios que te dejaban adolorida, sedienta y sudorosa en unos minutos.

Pues así me sentía yo ahora, Kael, frente a mí me miraba con una sonrisa burlona que me hizo perder por un momento el equilibrio, tratando de disimular lo ridícula y asustadiza que me veía con su presencia tome mi bolso con fuerza y trague saliva a duras penas. Por un momento agradecí que la puerta estuviera detrás de mí, de lo contrario me hubiera caído hacia atrás en el minuto que lo escuche, mis labios temblaron tratando de formar una sonrisa falsa, fingiendo que todo estaba bien.

—¿Estas bien, bonita?.

Bonita.

Para cualquier otra chica hubiera sido un alago y se hubiera derretido en el mismo instante en que esa palabra salieron de su boca, pero para mí sonaba tan...burlón y de alguna manera ponía mis pelos de punta. Sentía que esa palabra la saboreaba lentamente antes de decírmela.

Busque algún movimiento dentro de la casa, quería asegurarme que no estaba sola, mi vista recorrió cada esquina del lugar que se me hacía visible, pero nada, no había nadie, ni un ruido, ningún movimiento, solo mi respiración agitada y mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

—¿Mis pa-padres?, —dije a penas en un murmuro, me sentí ridícula. Evite su mirada y mire mis sucios zapatos gracias a la tierra del parque.

—Fueron a comprar cosas para la cena, apenas hace un rato.

Mordí mi mejilla y asentí mirando el suelo, quería salir de casa y esperar afuera a mis padres, sé que me veo ridícula pero no quería estar con él a solas aunque también podría subir a mi habitación y encerrarme bajo llave hasta que llegaran mis padres, pero para hacer eso tendría que pasar por su lado, el podría fácilmente obstruir mi paso.

Sentí unas pisadas y levante mi rostro alarmada, Kael se acercó unos pasos hacia mí y juro que por un momento sentí como mi corazón dejaba de latir, parece que hubiera dejado de respirar.

El rio mirándome, mi rostro inconscientemente se frunció, no sabía de qué diablos se reía.

—Me encanta cuando mientes solo para tratar de evitarme, —Se mofó poniendo sus manos en los bolsillos de su Jeans.

Levante mi mirada y jadee al darme cuenta que está a menos de un metro de mí, apreté mi bolso con fuerza, enterrando mis uñas en la correa.

—No sé de qué hab-hablas,— pase mi palma sudad por mi falda mirándolo, su sonrisa creció y se acercó más a mí, eche mi cuerpo hacia atrás pegándome a la puerta como si mi vida dependiera de ella.

Apreté mis labios con fuerza con nerviosismo y me obligue a parecer segura y casual tratando de pasar por su lado en un movimiento rápido pero antes de que sucediera él puso una mano en mi pecho y me empujo en la puerta con fuerza, mi cuerpo impacto en la puerta caoba y jadee con pavor.

—No me subestimes, Celine, —dijo poniendo un cabello rebelde que caía por mí rostro detrás de mi oreja, ese simple tacto me hizo temblar muy notoriamente,— no soy estúpido, mira tus zapatos, están lleno de polvo, seguro anduviste en algún parque para evitar llegar a casa antes, ¿Por qué te haces la estúpida, bonita?.

Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora