XXIX

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C A P Í T U L O 29



Alec.

Golpeteaba la mesa de la cafetería Sully's siguiéndole el ritmo al reloj que colgaba en lo alto de la pared mientras esperaba que por la puerta de cristal hiciera presencia el oficial Hall, habían pasado cinco minutos y aun no llegaba, cerré mis ojos unos segundos tratando de deshacerme un poco del cansancio que albergaba en mi cuerpo, si bien sentía demasiado cansancio no podía dormir en las noches y era algo horrible no poder hacerlo.

La campanilla de la cafetería sonó avisando que alguien había entrado por esta, por la puerta entraba el oficial Hall mirando hacia todos los lados buscándome, levante mi mano, sus ojos se cruzaron con los míos y pude ver la confusión y lastima en ellos.

El abrió paso entre las mesas y se sentó frente a mí.

—Alec.

—Hall.

Juguetee con el piercing de mi labio inferior y moví mis dedos sobre la mesa.

—Me llegó un mensaje de un número desconocido, —hable un tanto desconfiado, saque mi teléfono del bolsillo trasero de mi pantalón y abrí el mensaje para posteriormente pasárselo.

Sus ojos con curiosidad leyeron el mensaje haciendo que frunza su ceño.

—¿Qué...quiere decir con eso?,— cuestiona confundido.

Guardo el teléfono nuevamente, no necesito releer nuevamente el mensaje, lo he estado estudiando toda la noche y se lo que me quiere decir.

—La persona que envió este mensaje, sabe dónde tienen a Celine.

El saca su teléfono y me lo entrega, un mensaje de un número no registrado aparece en la pantalla.

Está más cerca de lo que creen, no les queda mucho tiempo.

—¿Quién crees que sea?,— pregunto.

—No lo sé, pero no sé si sea buena idea seguirle el juego.

La vibración de ambos teléfono nos hace pegar un respingo, ambos nos miramos, saco el celular de mi bolsillo y casi al mismo tiempo vemos el mensaje.

No crean que esto es un juego, mientras más se demoren menos posibilidades tienen de encontrarla, se dónde está Celine también se dónde está James.

Estoy dispuesta a ayudarlos, solo quiero algo a cambio.

Subo mi vista encontrándome con los ojos del oficial Hall, su ceño se frunce igual que el mío y vemos a nuestro alrededor, una persona vestida completamente de negro sale de la cafetería a toda prisa con una capucha ocultando su rostro, me apresuro a levantarme al mismo tiempo que Hall y la seguimos con rapidez.

Pero cuando ambos salimos de la cafetería y miramos las calle no hay rastro de alguna persona, solo están las calles en silencio.

Julie.

Camino por el salón casi a punto de estallar de la desesperación, me muevo de un lado a otro mientras escucho el timbre sonar del teléfono.

Mis manos sudan de nerviosismo.

Yo lo crie, creí que podía cambiarlo, que tener una familia iba a ser mejor para ese pequeño chico que sufrió casi toda su infancia pero no, con el paso de los años me di cuenta que el iba a seguir siendo el mismo, que no iba a cambiar su actitud, me esforcé mucho en criarlo y aceptar que no era mi hijo y darle el apellido de su padre biológico fue un gran esfuerzo, de verdad lo quería como mi propio hijo pero desde que sus intensos ojos se pusieron sobre mi pequeña sobrina supe que el misterio que escondían esos intensos ojos azules era la locura, lo que comenzó con una simple y genuina sonrisa, fue creciendo de apoco en él, cada vez la observaba más, veía su cuerpo con lujuria, sus ojos brillaban de deseo.

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