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C A P Í T U L O   30.

Celine.

No me podía ir de aquí, no quería.

Esto tenía que ser una pesadilla.

Abrace mis piernas con fuerza y pegue mi frente en las rodillas tratando de calmar mi nerviosismo, hace unos minutos había despertado, bastante desorientada pero después de unos minutos logre recordar absolutamente todo.

La casa se encontraba en silencio, en un silencio algo espeluznante, había dormido casi todo el día, el reloj marcaba las once de la noche, mi cuerpo se seria débil a causa de la droga que Kael me había inyectado, sentía cada parte de mi cuerpo adolorido.

Escuche unos pasos cerca y supuse quien podía ser la persona y me apegue lo más que pude al respaldo de la cama abrazando mi piernas y escondiendo mi rostro entre mi pelo, no quería verlo.

Oí el ruido de la puerta siendo abierta y me acurruque más, buscando la manera en la que ojala el colchón me hiciera desaparecer.

—Bonita,—Cerré los ojos con fuerza tensándome, sus pasos los oí aún más cerca y puso todo mi cuerpo alerta,— es hora de hacer las maletas nos iremos mañana.

Apreté mis manos y negué.

—No.

Largo silencio.

—¿No?.

—No,—conteste alzando la mirada, encontrándome con un Kael despeinado y desarreglado con su ceño notablemente fruncido, casi parecía enojado,—No me iré de aquí, antes muerta.

El me miro unos largos segundos y esbozo una sonrisa llena de burla para luego acercarse a mí subiéndose a la cama, acorralándome en el pequeño espacio.

Trague saliva muerta de miedo cuando levanto su mano, sin perder el contacto visual el acerco su mano a mi rostro y lo acaricio para posteriormente pasar sus largos dedos por mi cuello y acercarme de sopetón a su rostro.

Nuestras respiraciones mezclándose, mi corazón latiendo desenfrenadamente en mi pecho y mi cuerpo temblando bajo su tacto.

—Estas acabando con lo poco de paciencia que me queda Celine, hablo enserio. Tu no me quieres ver enojado.— murmuro entre dientes, se acercó más al punto en que sus labios rozaron los míos, —Tienes que entender que siempre has sido mi mujer y tu lugar será siempre a mi lado.

Mis labios temblaron de coraje y cuando hizo el ademan de besarme lo empuje y golpee su mejilla con fuerza, el ruido se repitió varias veces en mi mente, ni siquiera lo pensé antes de hacer la acción pero no iba a soportar que me tratase como un juguete.

Desde ahora había comenzado la lucha por mi vida y no iba a detenerme a ver como el me seguía destruyendo, si iba a morir iba a ser luchando por mi vida y por todas las vidas que él se llevó.

La adrenalina que ahora recorría mi cuerpo me había ayudado bastante a sacar un poco más de fuerza y levantarme de la cama.

El sobo su mejilla y me miro furioso, esto no iba a ser nada bueno pero yo no iba a permitir que el me usara como si fuera una muñeca.

¿Llevarme fuera del país?.

No lo iba a permitir.

Sin esperar más me lance contra el logrando derribarlo en el suelo, mi corazón latía con fuerza, tanto que pensé que se iba a salir, mis manos temblaban mientras luchaba contra Kael, él no se quedó atrás y comenzó a esquivar mis golpes tratando de tomar mis muñecas para que deje de golpearlo pero esta vez no iba a rendirme tan fácil, tire de su cabello levantándolo un poco y estrelle su cabeza con el suelo de la habitación haciendo un ruido sordo.

Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora