XXVII

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C A P Í T U L O 27


Celine.

Mire mi reflejo nuevamente en el espejo y esboce una sonrisa cargada de falsedad, de miedo, angustia y dolor. Esta sonrisa era la que ahora veían mis padres, la que le mostraba al mundo porque la verdad era que se me había olvidado como sonreír.

Y hablo de una sonrisa sincera, llena de vida, de alegría y felicidad.

Eso, ya no existía en mi vida.

Pase mis manos por el hermoso vestido floreado que me regalo mi tía el día de ayer, el sol se colaba por la ventara pegándome justo en el lado izquierdo de mi cuerpo, haciéndome sentir un poco mejor, el día estaba soleado, el clima estaba perfecto para salir pero no quería.

La figura de Kael se refleja detrás de mí y pegue un salto chillando en el proceso, sus ojos estaban mirando a través del reflejo con autoridad, molestia y frialdad. El grito había quedado atrapado en mi garganta y no lograba formular algo coherente en mi cabeza así que solo lo mire tensándome completamente cuando sus manos se posaron en mis hombros los cuales masajeo sin quitar su vista de mí.

—¿Co-como—

—Silencio bonita,—me interrumpió abruptamente,— justo ahora estoy de mal humor.

Lo sé.

Baje mi vista a mis pies evitando el reflejo de sus ojos, los cerré con fuerza. ¿Cómo entro a mi habitación?, yo le había puesto seguro justamente para que el no pusiera un pie dentro. ¿Será que estará de mal humor por eso?.

Ni siquiera me atreví a abrir la boca, su masaje no lograba relajarme, nada que estuviera relacionado con Kael lograba calmarme.

—Recuerdo decirte muy claramente que la puerta de tu habitación la quiero sin seguro, —dijo apartando mi cabello hacia el lado izquierdo, poniendo su cabeza en mi hombro,—¿Por qué no obedeces?.

—Yo...,—Lamí mis labios resecos y jugué con mis manos nerviosa.—me estaba cambiando ropa, es mi privacidad.

El soltó un suspiro y beso mi cuello.

—Está bien, solo recuerda abrirla, ¿bien?,—asentí,— ¿Verdad que te has estado viendo con un tal Thomas?.

Mierda, ¿Cómo se enteró de ello?, se supone que nos veíamos solo dentro del establecimiento donde él no nos podía ver, independiente a eso, con Thomas éramos solo compañeros, nos ayudábamos el algunas materias y ya, no es como si hubiera hecho algo malo.

Sus manos se posaron en mi cintura y la apretó ligeramente esperando una respuesta de mi parte.

—Kael yo—

—No quiero mentiras.

Asentí, trague saliva ruidosamente,—Si, me he estado viendo con Thomas, —inmediatamente cuando se lo confirme sentí el fuerte apretón que me hizo soltar un quejido, —pero no es lo que crees—

El me giro inmediatamente y por su mirada supe que decir la verdad había ser mi peor error de hoy. Sin esperarlo corrí hacia la puerta, tome la perilla intentando abrirla pero no lo logre.

Kael me había acorralado ahí mismo, mi corazón latía desenfrenado en mi pecho y el miedo recorría mi sistema.

—Kael por favor, —suplique intentando salir de entre sus brazos.

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