XXXIX

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C A P Í T U L O 39.

5 meses después.

Celine.

Es increíble cómo pasa el tiempo, desde esa noche en la que decidí entregarme a Alec para mí todo cambió, ahora nos encontrábamos mejor que nunca, con Alec me sentía a gusto, todo el tiempo se encargaba de hacerme sentir bien, querida y respetada.

Aunque al principio de la relación tenia inseguridades él se encargó que cada una de ellas ya no fueran preocupación para mí, también en estos meses habíamos tenido algunos roces pero fueron más por mi culpa, lo tenía que admitir. Alec se preocupaba por mi salud y yo no lo tomaba en cuenta, eso hizo que discutiéramos un día; sin embargo rápidamente lo solucionamos.

Cabe destacar que le hemos contado de nuestra relación a nuestros padres, mi madre como era de suponer chillo emocionada con mi padre y también los padres de Alec. Mi madre sin duda me dio una larga charla sobre el noviazgo y evitare la parte sexual porque realmente me sentí incómoda cuando lo hablamos.

Esa noche que me entregue a Alec fue diferente para mí en la intimidad, yo nunca había sentido las cosas que sentí, me sentí querida realmente esa noche pero después de ello todos los recuerdos volvieron como un balde de agua fría, pero ahí estuvo Hollie y Alec.

Alec me dio mi espacio e incluso se sintió culpable pero él no tenía la culpa de nada, yo me entregue por voluntad propia.

También había vuelto a terapia con Peter ahora que estábamos en vacaciones, en unas semanas más iba a ser navidad y decidimos volver a Dallen aunque en el fondo mi corazón se removió cuando lo decidí pero quería estar con mi familia y ni los recuerdos me lo iban a impedir.

—Entonces...¿qué me puedes decir de todos los giros inesperados de tu vida?,—Peter me pregunto sonriéndome con simpatía.

Mire el segundero avanzar lentamente, segundo a segundo con mi corazón latiendo tranquilamente bajo la atenta mirada de mi psicólogo.

—Bien,—conteste quedándome sin palabras, sentía que no tenía nada más que decir.

—¿Todo bien con Alec?,—el sabia, se había enterado por mi madre, si, lo sé, muy chismosa.

Lo bueno es que al menos me había quitado un peso de encima, realmente no sabía cómo decírselo, sabía que Peter me iba a bombardear con preguntas y no sé si estaba preparada para responderlas todas adecuadamente.

Sentía la necesidad de contarle mis temores en la relación porque necesitaba que me aconsejaran en el ámbito de sexualidad y aunque me avergonzara un poco sentía que era necesario para poder saber si estaba preparada.

—Bueno...realmente va todo genial,—balbucee un tanto confundida y avergonzada.

—Pero,—Peter me interrumpió cuando vio la duda en mí.

—Pe-pero,—desvié mi mirada avergonzada.

Sentía pena, mucha pena.

—Me girare, te daré la espalda, se nota mucho que te avergüenza el tema y sé que bajo mi mirada estarás nerviosa, ¿te parece poner en practica nuestro acuerdo?.

Asentí agradeciéndoselo.

Él se giró dándome la espalda y suspire.

—Con Alec todo está bien pero en el ámbito sexual...tengo miedo,—confesé,—y necesito un consejo Peter.

—Prosigue.

—Yo...—trague saliva sintiendo mis mejillas tornarse de un rojo furioso,—me entregue a él y después de eso tenía miedo, no sé por qué, me sentí mal conmigo misma y sentía asco. Tenía mucho miedo.

Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora