Capítulo Final

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Celine.

Una navidad diferente sin duda, reinaba la paz en mi vida ahora, después de la tormenta siempre salía el sol, tarde o temprano, si, se había demorado pero ya era libre, solo quedaban recuerdos.

Dolorosos recuerdos pero estoy aprendiendo a vivir con ellos y tengo todo el apoyo de mi novio, mi familia y amigos.

Corto las verduras para mi madre mientras ella revuelve la olla, sonrió mirándola, mi madre cambio y yo también, después de lo que me paso ella cambio bastante, no hay día en que no vea el dolor en sus ojos, me ha pedido un millón de disculpas por no creerme y ser una persona tan ciega ante el monstruo que piso nuestro hogar. La perdone, obviamente, nadie tenía la culpa de ser engañada por él, el sabia como jugar sus cartas.

La relación de mi familia siempre había sido buena, pero últimamente estábamos más cerca que nunca, me sentía protegida y eso realmente me agradaba, no quería sentirme sola otra vez, no quería sentirme sola y vulnerable.

—¿Cómo van esas verduras cariño?,—pregunta mi madre girándose hacia mí y sonriéndome con dulzura.

Rápidamente las hecho en un pocillo y se las tiendo,—listas.

Ella las deja en el mesón de al lado y se acerca tomando mi rostro en sus manos y me sonríe, deja un beso sobre mi frente y me mira a los ojos,—Ve al living, yo terminarle de cocinar, Alec te espera.

Me alejo y le sonrió,—¿segura?.

—Sí, cariño, ya sabes no quiere despegarse de ti ese muchachito,—ríe.

Me carcajeo caminando hasta el living.

Es verdad, Alec está pegado a mi casi la mayoría del tiempo, pero sin hostigarme, el respeta mi espacio pero me gusta estar con él, me siento tranquila, amada y segura con él.

Cada día me sorprende más con sus detalles, yo le digo que no son necesarios pero él es tan terco pero no me desagrada, durante este tiempo lo he aprendido a conocer mejor y el también a mí, ambos tenemos la misma definición de noviazgo.

El noviazgo para ambos es una etapa de conocer a tu pareja, de aprender de ella en diferentes situaciones, lo que le gusta, disgusta, es un tiempo para saber si realmente es lo que estás buscando y por el momento, todo lo que he aprendido de Alec me ha gustado, me gusta como sobrellevamos cada problema.

—¿Qué sucede preciosa?,—me mira pellizcando mi nariz.

—Solo pensaba por todo lo que hemos pasado,—digo acurrucándome mas en su pecho, ambos tirados en el sofá viendo una película navideña.

—Hemos vivido mucho y nos queda por vivir mucho más,—toma mi barbilla con suavidad, me mira a los ojos regalándome una pequeña sonrisa y me besa.

La cena transcurre entre risas, mi padre y madre nos cuentan cómo se conocieron y por todas las cosas que tuvieron que pasar, bueno, en realidad por las cosas que tuvo que pasar mi padre para conquistar a mi madre.

Nos dan las doce de la noche conversando y cuando nos damos cuenta todo partimos a abrir los regalos, mi madre trae unas galletas y ponche para beber mientras abrimos los regalos, el primero es mi padre y así todos comenzamos, Alec me entrega una caja un poco grande, la tomo y me siento para abrirla.

Todos me miran atentamente pues es el último regalo, la comienzo a desenvolver, me rio cuando veo que dentro de la caja viene otra caja pero más pequeña, fulmino con la mirada a Alec y sigo desenvolviendo caja por caja, hasta que queda una pequeña, la desenvuelvo rápidamente y abro una caja de color dorado, se me va el aliento cuando veo una llave, miro a Alec sin comprender y él me sonríe.

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