XIX

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Lo prometido es deuda.

C A P Í T U L O 19.



Celine.

Una vez me dijeron que las miradas lo decían todo, y podía asegurar que si era cierto; sin embargo no era del todo verdad porque habían personas como Kael que podían transmitir todo con la mirada, se podía saber cómo era que se encontraba pero habían veces en que su mirada era neutra, no me daba ni un indicio de que era lo que el sentía.

Pero a pesar de su mirada demandante, la que me gritaba que me subiera en ese auto, no lo hice, no subí a su auto solo me quede ahí parada retando con la mirada a Kael.

—No hagas las cosas difíciles, bonita.

—Yo no las hago difíciles, tú eres el único que hace esto difícil. ¿Por qué mejor no me dices que es lo que quieres y te vas?.

Él se cruza de brazos y una sonrisa de boca cerrada se extiende por su rostro en forma irónica.

—Si subes al auto te diré y es algo que te conviene.

Alce una de mis cejas y fruncí mi ceño, a pesar de que no quería subir la curiosidad me estaba consumiendo, ¿Qué me podría convenir y más si fuera Kael quien me lo dice?. Una parte de mí se muere por saber qué es lo que tanto me conviene y la parte racional me dice que lo mande al demonio, es difícil cual camino tomar, después de todo uno siempre va a ser el correcto.

—¿Por qué no lo hablamos aquí?, —pregunto apretando la correa de mi mochila nerviosa.

—Porque no quiero, ahora, sube al auto, —dice entre dientes fulminándome con la mirada.

—No quiero.

—Enserio te conviene Celine, ¿O dime que no te gustaría saber quién es el asesino de tu amiguito?, —pregunta con burla, dándome esa sonrisa de triunfador la cual me gustaría borrar con un bate.

—¿Qué sabes tú de aquello?, —me acerco sin ser consciente de ello. El también avanza hacia mí quedando a menos de cinco pasos.

Él se inclina dejando su rostro frente al mío, y a pesar de que él hace eso igual levanto un poco mi rostro.

—Todo, —murmura.

Esa desesperación, rabia y tristeza hace palpitar mi corazón con fuerza, estar tan cerca de saber quién es la persona que mato a Caleb me hace tiritar de coraje pero saber que Kael me está dando la información me hace desconfiar porque ¿Cómo podría creer en el?, en esa persona que me hizo tanto daño.

—Dime, dime por favor, —tomo su chaqueta de cuero negra y la estrujo en mi puño desesperada.

—Ven conmigo entonces.

Y es en ese momento en que vuelvo a la realidad nuevamente y suelto la chaqueta alejándome unos pasos, él quiere que caiga en su juego, pero no lo hare porque no estoy segura si él sabe la verdad o si se atreve a confesarla.

—No caeré en tu juego,—digo negando varias veces con mi cabeza.

—Vamos, Celine, sé que quieres saber, —Debajo de esas gruesas y espesas pestañas crespadas se encuentran esos ojos azules brillando de ansias por mi respuesta. El abre su mano esperando que yo la tome y me suba a su auto.

—¿Cómo sé que estás diciendo la verdad?, ¿Cómo me puedes asegurar que tú sabes quién es el asesino?.

—Confía en mí, —dice aun con su mano estirada.

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