I. En el trono.

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Era un día soleado afuera, se alcanzaba a escuchar los murmullos de la gente desde el balcón donde me esperaban, estaba realmente nervioso, el 31 de mayo mi padre falleció por fin, era libre o eso pensaba hasta que justo después de su entierro empezaron los preparativos para mí coronación.

No puedo decir que me sorprendiera, sabía que este día llegaría y aunque siempre anhelé la muerte de mi horrible padre, nunca quise la corona, toda mi vida me prepararon para este momento pero no estoy seguro de ser capaz de mantener a mi país como mi padre lo hizo aunque me moleste admitirlo además no quería hacerlo, él le dio a Prusia, el ejercicio más fuerte de Europa pero yo, ¿Yo qué puedo darle a Prusia? Solo soy un joven de 28 años, que ama tocar la flauta y leer sobre las nuevas ideas francesas además no me gusta la guerra como a mi padre, ni tengo su mano dura pero dirigente.

Es un hecho que no puedo escapar, nunca pude, ahora tengo que concentrarme en mi futuro y será lo que deba ser.

 
Me dije a mi mismo mientras salía, la multitud calló, mis 8 hermanos se encontraban ahí vestido ceremonial mente, vi que Enrique me dedicaba un mueca de burla mientras que Guillermina asentía lentamente con una pequeña sonrisa en el rostro parecía orgullosa,me hubiera gustado que mamá estuviese presente, ella siempre me apoyaba y aconsejaba en todo, me mandó una carta de felicitaciones desde Küstrin pero preferiría su presencia hoy, ese hombre ya no está, no hay nadie que le impida volver.

Avance hacia el hombre con la corona, mi "querida esposa" se encontraba a un lado esperándome, juro que tan pronto como me siente en ese trono la mandaré lo más lejos posible de mi por el momento solo podía quedarme quieto, resignarme a su presencia fingiendo que no existe y concentrarme en  escuchar las palabras de aquel hombre de túnica enfrente de mí, hablaba de Dios y cómo el decidió darme el trono que mi padre antes había ocupado ¿Dios? Si claro, dios no existe, estoy aquí porque simplemente fui el primer hombre en nacer, el que sobrevivió y casualmente mi padre era el rey, no existen los milagros solo la realidad, la realidad de dejar mis pasiones por conducir un país, la realidad de no volver a amar a alguien , esa es la realidad y no hay dios que la maneje.

El hombre terminó su discurso, agache mi cabeza y me coloco la corona , me levanté, me dio un báculo dorado , mire a la multitud mientras clamaban el nombre por el que ahora se me conocería : Federico II, rey de Prusia.

Después de él banquete donde mis hermanas me felicitaron, por otra parte mis hermanos ,más Enrique, me dedicaban muecas de rencor, claro como si yo hubiera decidido esto y mi "queridisima esposa" Isabel hablaba y reía a mi lado sin darse cuenta de que sentía como acababa de ponerme yo mismo la soga al cuello, esta mujer nunca me a entendido.

Decidí visitar por primera vez como rey ,la sala del trono, donde siempre mi padre solía  darme lecciones honestamente  todo el palacio no es de mi agrado porque me recuerdan tanto a él. Estaba en la puerta cuando una estridente risa se escuchó en el interior y un hombre que reconocía como antiguo consejero de mi padre salió algo apresurado sin notar mi presencia, chocó contra mí.

- Oo perdone majestad, mi incompetencia, oo! Y qué oportuno encuentro justo ahora iba a buscarlo mi señor.

- ¿Buscarme? ¿Para qué me necesita?

- Su señoría, le quiero presentar a alguien muy mmm especial supongo.

- Adelante entonces.

El hombre no se veía muy convencido de sus palabras pero aún así se giró y me abrió la puerta.  Ahí en mi ahora trono se encontraba un joven albino de ojos carmesí con mi corona y mi báculo sentado, como si él fuera el rey y no yo, antes de empezarle a reclamar le a este extraño su insolencia, su estrepitosa risa lleno de nuevo la habitación.

-Kesesesese con que tú eres mi nuevo jefe , eh? Kesesesese!!

A tú ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora