XXXII. Tacto.

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- Buenos día Mon Cheri.
- Voltaire.
- ¿Qué sucede? Federico ¿Qué sucede con tus modales?
- Y tú me dices eso, acompáñame no quiero hacer esto público.

Aa estoy tan enojado, apenas si pude dormir pensando en que le diría pero no por eso se lo diré en medio del pasillo, ya tengo suficientes rumores.

Entramos a mi biblioteca y cerré la puerta tras nosotros.

- O así que tienes lista tú respuesta Mon Cheri~
- aa no, no, no es eso.
- ¿Entonces?
- Termine de leer tú regalo.
- O me alegra.
- Gracias es una interesante forma de ver las cosas, como solo tú tienes pero ahora no quiero hablar de eso, ¿Por qué tenías que nombrar de esa manera al mariscal Beilschmidt?

- Es solo una apreciación.
- Una apreciación innecesaria, me lo pudiste decir a la cara.
- Lo sé pero tenía que llamar tú atención de alguna manera Mon Cheri a veces no consideras nuestros consejos.
- De acuerdo pero/
- Pero es verdad, todos hemos visto cómo estás muy encariñado con el mariscal.
- Eso/.
- Es cierto, no lo niegues, lo llamas por su nombre ,le otorgas grandes responsabilidades, le perdonas sus errores, dejas que toque a tú lado, hasta permites que su hermano se quede aunque no sea parte del ejército prusiaco.
- ¿Cómo sabes eso?
- o querido, los rumores no pueden ser más claros.
- De acuerdo tienes razón pero no es para tanto, el mariscal es amigo mío,  ¿Qué tiene? No lo favorezco tanto, además es un muy buen soldado.
- ¿Qué tiene? Ves Federico por eso lo puse en el libro, imagina que impacto tendría en el mundo esa relación, no me tomas es cuenta y eso me molesta además estoy algo celoso Mon Cheri.
- eh?
- Siento que ese tonto soldado te gusta. (Acercándose)

A no me cambies el tema, tiene razón pero si supiera quién es Gilbert en realidad todo sería diferente.

- Sabes ahora que estamos los dos solos porque no me respondes, sino estaré celoso todo el tiempo, vamos Mon Cheri ¿Qué tiene es fenómeno blanco que no tenga yo?
- No vuelvas a ofender a Gilbert, Voltaire.
- ¿Por qué siempre lo defiendes? Es un simple soldado.
- Y tú un simple hombre.

Rayos no debí decir eso. Voltaire está serio, debería pedir perdón antes de qué/

- Bien, sé que estás molesto, no debí escribir eso, lo lamento ¿Me puedes perdonar?

Eh? ¿Me pide perdón? Bueno lo debió hacer desde el principio pero...

- Claro amigo, también lamento lo que acabó de decir.
- No te preocupes, por ahora mejor vamos a desayunar, deben estar buscándonos.
- A sí.

Íbamos camino a la salida cuando Voltaire se detuvo y volteó, tomó mi mano y la besó.

- Perdóname solo que los celos me ciegan algunas veces, sé que solo te gusta que todos tengamos los mismo derechos pero tienes que aceptar que en tú posición eso a veces no es posible, solo piénsalo y recuerda que te estoy esperando Mon amour.

Amigo no te puedo corresponder, tienes razón, en todo, amo a Gilbert, amo a Prusia y se que jamás seré correspondido pero ... Y si, si yo te correspondiera, Prusia nunca lo hará conmigo pero tú y yo podemos, aa mi corazón es tan confuso y tonto.

- Voltaire ¿Tú escribiste la pieza de piano que toqué ayer?
- eh? No, no se componer ¿Acaso no lo hiciste tú?
- No.
- ¿Entonces?
- Fue un regalo de un desconocido.
- O.
- Je bueno vamos a desayunar.

Huyendo de la situación que había creado ,como siempre.

Al terminar me invitó a tomar el té está tarde juntos y a solas, a no sé qué hacer, solo me inquieta un poco que si le digo que no, se va a ir pero si le digo que sí también podría arruinar su imagen, aa.

A tú ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora