III. Despedidas

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Después de nuestro extraño encuentro Gilbert junto con Gilbird al hombro ( Ahora me doy cuenta del nombre del águila, no sé que pensar) se fue diciendo que me presumirá , no entendí a qué se refería pero lo dejé marcharse aún con todas mis dudas sobre su existencia. 

Ahora estaba solo en esa gran sala, no me gustaba en absoluto ,me gustaría poder ir a otro palacio pero por el momento no puedo, además no hay otro, me acerque al trono y tome mi lugar, se siente todo el poder que conlleva dirigir una nación ,mi mente me recuerda sus rojizos ojos, si, una nación viva, mi nación pero ¿Quién es Prusia? 

Quiero decir realmente a vivido tanto tiempo, debe ser una persona muy sabia pero se veía tan alegre realmente cuando pienso en la inmortalidad, no considero que sea felicidad lo que sienta sobre todo en su situación ya que al parecer los humanos somos los que mandamos, además las otras naciones existen al igual que él, ¿Cómo serán sus relaciones? Prusia a estado en bastantes guerras, los resentimientos son inevitables pero estoy pensando cómo humano tal vez ellos simplemente no se acercan permaneciendo separados o al contrario se conocen y familiarizan. No lo sé, es tan irreal sigo pensando en Prusia realmente Gilbert no es un nombre digno de él, digo es un buen nombre pero él es una nación, además ¿Porqué la necesidad de un "nombre humano"? ¿Cómo es su vida? ¿Qué hace? Tantas preguntas se vieron interrumpidas por la presencia de mi hermana Guillermina en la habitación quien desde el fondo hizo una reverencia:

-Su señoría ,¿Qué le aqueja esta hermosa tarde?

- No me llames así, seré el rey pero soy tú hermano menor.

- Eres el rey ,Federico, y mi hermano así que ¿Por qué no notaste mi entrada? Estás distraído

Dijo mientras se acercaba a mi lado, tomándome de la mano como solía hacer cuando estaba preocupada por mí.
-Yo...estaba pensando en Isabel.

 
No puedo decirle, ni a ella, ni a nadie de Prusia, otro secreto que guardar, fantástico. Solo desviare el tema a otro que no sé cómo resolver.
Mi hermana me observó por un buen tiempo hasta que dijo:

- Oo hermanito, esa mujer nunca fue de tu agrado pero puedo decir que te ama.
-Pero yo no a ella.

Era la verdad, yo no la amaba, ni a ella, ni a ninguna otra mujer, yo... no tengo esos gustos.

- Bueno eres el rey simplemente mándala lejos.
La observé atónito, eso era cruel pero creo que es lo único que puedo hacer, lo he pensado pero no estoy seguro aún así... es lo mejor.

-Esta bien, supongo, arreglaré su vida y la mandaré lejos, no tendrá porque estar con alguien que no la ama.

-Cierto , hermano tengo que irme mañana, mi esposo quiere volver a Bayreuth para ver cómo van las obras, ya verás cuando terminen llamaré a sabios e intelectuales, tendrás que venir algún día.

-Claro hermana, será un placer pero me encantaría que fueras más feliz a lado de Alejandro.

 
Fuimos casados por nuestro padre en contra de nuestra voluntad, aunque al principio mi hermana fue feliz desde hace unos años aquel hombre no la valora.

-No te preocupes hermano, está bien que se vaya con quién quiera mientras me deje en libertad para mí es suficiente. 

Así era mi hermana, tan liberal y a la vez decidida ,recuerdo cuando me apoyo aquella vez aunque al final no sirvió de nada tenerla fue de gran ayuda.

-Bueno, si algún día necesitas algo recuerda que este es tu reino y yo soy tu hermano, el rey.
-Jeje claro Federico.

Después de esa amena plática, fue a su habitación y yo llamé a mi consejero para arreglar el translado de Isabel fuera de mi vida.
A la mañana siguiente mis hermanos retornaron hacia sus distintas residencias y con sus respectivas parejas, dejándome solo en este gran palacio que fue hogar de todos.

Prusia volvió un mes después, antes le había preguntado al consejero de su paradero realmente me interesaba hablar con él, me explico que solía visitar a Francia y a España o tal vez fue a ver a el Sacro Imperio Germánico, era tan raro que hablara de ellos como personas pero supongo que eso son. Cuando volvió, yo y una comitiva de tropas estábamos en la entrada despidiendo a Isabel, ella solo me pidió perdón y acepto mi decisión marchando se al palacio de Shönhausen, no tenía la culpa de esto, solo era yo el que no la podía ver cómo una compañera menos como alguien que me atrayera ,viviría bien, lejos de mi eso me decía mientras veía como el carruaje se alejaba. Gilbert llegó y posó una mano en mi hombro:

- Ey! He vuelto y ella se va ¿Qué pasa aquí?
-Bienvenido Prusia, ella... Ella está mejor lejos de mí.
-¿Qué dices? Quién no quisiera a esa mujer tan hermosa cerca.
- Yo.

Respondí secamente mientras los oficiales se retiraban y yo ingresaba al palacio.

-¿!Por qué?!¿Qué te sucede?
-No sabes nada, así es mejor, Y ya!

Prusia realmente no llego en el mejor momento obviamente no le iba a explicar mi situación, él no lo entendería. Lo último que oí antes de entrar fue el chillido de Gilbird, no quise voltear.


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Bien, ¿Qué tal?. Si es rápido pero trato de acortar la historia porque es muy larga , espero que les esté gustando. Gracias por leer y si, público en fines de semana espero que el ritmo no sea muy lento.

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