Black Diamond (La redención de Kylo Ren)

Capítulo 32

-El tiempo se agota, señores. Necesito resultados positivos, ¡Ya! –Exclama un exaltado Poe que ve como los minutos se suceden y la reparación se dilata: -Pronto estarán aquí, y de este trasto depende toda la misión. Muchas vidas están en juego, incluidas las suyas.

-¡Por supuesto, comandante! Hacemos todo lo posible para dar con el problema. No queda mucho ya...

Mientras Dameron sigue enfrascado en la discusión con los técnicos encargados del gran dispositivo "Tela de Araña", Finn se aleja de ellos unos metros. Una Rose, seria le cubre. El moreno manipula su comunicador de pulsera para enviarle a su amiga Rey, las coordenadas con su posición exacta.

Justo cuando termina llega hasta él un chisporroteante bb-8, y el joven disimula bajándose el puño de su cazadora: -¿Qué ocurre, pequeñajo? Le pregunta a la vez que acaricia su fría superficie metálica. El droide emite unos suaves pitidos. El moreno sonríe y le responde: -¡Oh, sí! Tu amo se ha vuelto muy gruñón. Luego mira a su amiga Rose. La inteligente unidad astromecánica no les ha pillado, por los pelos. En sus negras miradas se reflejan el anhelo y la zozobra a partes iguales.

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Rey recibe la corta comunicación de su amigo cuando ya se encuentran en el aire. Ben ha adquirido dos naves idénticas. Las dos pertenecientes a la flota oficial toydariana. El grupo de ocho personas se ha dividido en dos. Ella viaja con Spiculus y los gemelos Vero y Prisco, mientras Ben lo hace con Crixo, Flamma y Tetraites. Según le han explicado los Caballeros, es lo mejor. Así si una nave es derribada, la otra todavía tendrá alguna oportunidad de cumplir la misión.

Nada más pasarle la información a los demás, vuelve a sentarse. Su ropa nueva es mucho más holgada que la anterior, y le facilita los movimientos. En parte agradece a la rubia oxigenada de Flamma, el cambio. Ahora viste pantalones y camiseta de camuflaje gris a conjunto con un chubasquero, botas y un casco que en la nave no lleva puesto.

Le inquieta un poco el qué la guerrera viaje con Ben, aunque debería estar tranquila. Durante su corta visita a la tienda de ropa donde ha adquirido su nuevo conjunto, la mujer se ha sincerado con ella, y le ha confiado que mantiene una relación con el moreno Tetraites desde hace algún tiempo, y que son "felices". Al menos a la manera de entender la felicidad por parte de unos consumados guerreros sin fortuna, ni hogar. Rey sonríe al recordar la manera peculiar de la rubia de entrecomillar la definición con los dedos en el aire.

Poco después entran en el sistema toydariano y atisban el orbe verdinegro hacia el que vuelan tomando todas las precauciones posibles para no ser detectados por las fuerzas militares del planeta. La muchacha retiene la respiración a la espera de escuchar una advertencia por los altavoces. El aviso como era de esperar no tarda en llegar pidiéndoles la identificación. Tanto Spiculus como Ben que actúan de pilotos, lo hacen, y pocos minutos después aterrizan en un pequeño claro de una bastante zona boscosa que les sirve de camuflaje.

Al bajar de la nave, Rey comprueba lo acertado de su atuendo. Fuera llueve a mares. Se coloca el chubasquero y también el casco. Los ocho se reúnen como un comando, dispuesto para ejecutar su cometido. Ben saca de su bolsillo una brújula para guiarse en el frondoso bosque y todos caminan tras él.

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Los minutos se suceden uno tras otro, y con su conteo también aumentan el nerviosismo de Rose Tico y Finn, que disimulan junto a su amigo Poe entretanto éste, supervisa los trabajos de reparación. Chewbacca hace rato que ha desaparecido de sus vistas, pues cansado de esperar ha regresado al Halcón.