Han pasado algunos meses, tal vez un par de años desde que Kylo Ren se enfrentó por última vez a las fuerzas rebeldes en Crait. Desde entonces nada ha vuelto a saber de Rey. Durante todo ese tiempo en el que Ben se ha convertido en Remperor ha busca...
Atrincherado tras los gruesos muros de hormigón que protegen el nuevo artefacto de "La Alianza", Poe echa un vistazo al decadente exterior empapado por la lluvia. Bajo el gran torrente, divisa a los soldados de guardia. Todos yacen en el suelo. El temor se abre paso en sus carnes. Sus enemigos han descubierto su trampa, y como siempre han atacado ensañándose. Unos metros más allá, guarecidos entre la espesura localiza movimiento, y sin apenas mirar a sus amigos les dice:
-Hemos perdido a nuestros soldados. Al menos detecto seis enemigos entre los matorrales. Tenemos que aguantar hasta que lleguen refuerzos. Rose da el aviso, ¡Ya!
La muchacha no se mueve, y Dameron apenas se da cuenta de ello inmerso en su análisis militar de la situación. Entonces se oye una voz bronca desde los bordes del bosque:
-¡Ríndete, Dameron! Estás rodeado. No hay escapatoria posible.
Su ceño se frunce. Pues cree reconocer esa voz: -¡No voy a hacerlo! ¡No me rendiré jamás! –Grita a todo pulmón, oteando el panorama con su amenazante blaster en busca del contrincante, y vuelve a pedir sin mirar: -Rose, ¿has contactado con el puesto más cercano?
La joven no responde. Cuando se gira para mirarla se encuentra con el cañón del arma de Finn, apuntándole la cabeza:
-Creo que no, Poe. Nadie va a llamar a ningún sitio. ¡Baja esa arma!
-¿Finn? ¿Rose? ¿Chewie...? –inquiere alucinado: -¿No puedo creer que os hayáis aliado con "La Primera Orden"? –Vocifera el piloto decepcionado.
-Es una alianza necesaria. –Se justifica el moreno:
-Al menos por el momento. Añade la asiática también apuntándole a la cabeza: -¡Baja esa arma, Poe! No seas aún más necio de lo que creía de ti, la General Organa.
Nota como sus enemigos salen de la maleza y avanzan sin tregua hacia el búnker. Pero no puede hacer nada al estar encañonado por sus ahora también; adversarios.
Una voz femenina se hace escuchar desde fuera: -¿No entiendes que no eres necesario, Poe? –Le vocea Rey desde la maleza sujetando con firmeza su blaster y remata: -Solo precisamos de los técnicos para acabar con esto. ¡Baja esa arma de una vez!
-¿Rey, tú también? –Su histerismo aumenta por segundos: -¿Cómo habéis podido aliaros todos con esos bárbaros?
-Porque lo que pretende "La Alianza" es aún más barbarie que lo hace "La Primera Orden". –Le contesta Finn sin dejar de apuntarle:
-¡Oh, venga! –Exclama incrédulo: -"La Primera Orden" ha masacrado durante años pueblos enteros. Además no vamos a matar civiles. Solo diezmaremos tanto sus tropas que no tendrán más remedio que proclamar el fin de la guerra
-Y, ¿Eso lo justifica todo, Poe? –Le grita el moreno decepcionado con su amigo: -¡Por el amor de Dios! Vais a exterminar seres humanos como yo. Soldados que fueron arrancados de sus familias cuando eran unos críos. Que no tuvieron otra opción que obedecer a su dueño o morir.
-¡No son ningunas víctimas, Finn! Pudieron elegir como tú; la deserción.
-Lo ves todo muy fácil, rebelde. Elegir entre la esclavitud de una soldadesca forzada, o una libertad que te hace aún más preso. Siempre mirando a tu espalda, por si recibes un disparo por desertor. ¡Por traidor! ¡Baja esa arma de una vez! ¡Mierda! – y sin más dispara su blaster. En un movimiento reflejo, Poe se agacha. No ha sido acertado por muy poco. BB-8 chisporrotea esquizofrénico rodando de un lado para el otro. Aprovechando la confusión del piloto, Finn lo derriba al suelo de una patada y Rose, hábil le arrebata la pistola.
-¿En qué consiste esta arma? Interroga interesado a los técnicos, Kylo Ren, ya dentro del búnker. Poe le observa encolerizado desde el suelo, donde se haya sentado. Sus manos y pies atados le impiden el movimiento aunque no deje de intentarlo. Sabía que conocía esa voz, incluso sin el uso del distorsionador de voz de su máscara negra. Aprieta los dientes y su rostro se contrae en un gesto de asco, al comprobar como sus mejores amigos se han plegado a las órdenes de sus letales oponentes. El técnico informa al arrogante Ren con voz trémula:
-Es el mecanismo principal que controla y sincroniza una descomunal tela de araña galáctica, que atrapará a las fuerzas militares de "La Primera Orden" impidiéndoles el movimiento. Las naves estarán pegadas literalmente al espacio, sin poder maniobrar.
-Y, ¿hay que manipular todos esos mecanismos en los demás planetas? Quiero decir; ¿uno a uno?
-¡Uhm! ¡No! –Responde rotundo el regordete técnico: -Como ya he dicho, este es el dispositivo primordial. Resolviendo el problema aquí, todo debe funcionar a la perfección.
-¡Bien! Pónganse manos a la obra. Dameron arquea ambas cejas, desconcertado. Otro hombre vestido de negro riguroso hace la pregunta que le quema en los labios:
-¿Qué piensas hacer, Ren? Creí que el plan era destruir esa cosa. –Farfulla Spiculus escamado:
-Todo a su debido tiempo, amigo. –Contesta Kylo con una tranquilidad que roza lo demencial dada la grave situación en la que se encuentran: -No podemos dejar que los rebeldes sospechen que su misión está en peligro. Se nos echarían encima de inmediato. Subiremos ahí arriba para acabar con Snoke. Después esa arma se activará, solo para impedir que nadie escape. Rey, tú te quedarás aquí para asegurarte de que estos tipos cumplan las órdenes. Nosotros; iremos arriba.
La muchacha exclama estupefacta: -¿Qué...? ¡No, Ben! iré contigo. Finn, Chewie y Rose se pueden ocupar de esto.
-Rey... tú no irás ahí arriba. –Vuelve a asegurarle el joven: -No voy a permitirlo.
-Pero, yo quiero ir. –Insiste la joven. Ben la toma por un brazo y con suavidad la conduce al otro extremo del búnker: -Rey, no se trata de lo que tú "quieres" hacer. Sino de lo que "debes" hacer. Snoke sabe cuáles son nuestras habilidades, cosa que nosotros desconocemos casi por completo. Estoy seguro de que él sabía el poder que tenemos; juntos. Por eso no vas a venir conmigo.
-¿Has oído lo que has dicho? –Replica la muchacha angustiada: -Juntos. Poder. Si los dos subimos acabaremos con él en menos tiempo.
-¡Oh, no! Como te he dicho, él nos conoce mejor que nosotros mismos. Si subimos, ambos podemos ser destruidos. Si uno de nosotros sobrevive, todavía habrá esperanza para la galaxia, Rey. ¡Tú, te quedas aquí!
-Ben... -intenta decir ella. Sus justificaciones mueren en ese mismo instante. Él tiene razón. Aunque su corazón se haga añicos en ese acuoso lugar, sabiendo que él se está jugando la vida, unos kilómetros por encima de su cabeza, tiene que quedarse. ¡Lo sabe! Los rasgos del joven se suavizan lo suficiente para ofrecerle una ligera sonrisa y una suave caricia en la mejilla. Luego ambos vuelven junto a los técnicos que siguen trabajando para arreglar la avería de "La Tela de Araña".
Continuará....
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