Capítulo 7

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El calor abrasador que emana del lago rebosante de magma que hay justo a los pies del risco donde se construyó el castillo de Darth Vader, su hogar en el planeta Mustafar, abrasa la pálida piel del General Armitage Hux, plantado de espaldas a su vetusta fachada semejante a un talludo monocordio negruzco.

El militar pelirrojo ha comenzado a exudar en abundancia pero no le da importancia alguna secándose el exceso de sudor en un ya no tan inmaculado lienzo. Solo anhela colmar al fin sus deseos de poder cumpliendo los mandatos de su Líder Supremo. En sus iris azules se reflejan los mismos ríos de lava que reverberaron en los ojos del legendario Lord Sith Darth Vader, y antes de él, en las miradas de los arcaicos Lores Oscuros.

Pese al continuo chisporroteo de la lava en movimiento oye unos pasos tras él y se gira justo a tiempo para ver llegar hasta él a la inasequible capitana Phasma. Sonríe ladino al comprobar que uno de sus mejores soldados ha sobrevivido a la muerte, tras caer por el hueco de un reactor, adonde fue a parar tras ser disparada por el traidor FN-2187, y pese a sufrir grandes quemaduras que la han dejado marcada de por vida, vuelve a servirle fielmente. Tras la máscara cromada, ahora incendiada por el rojo de las eternas lenguas de fuego de Mustafar que ahora no solo le sirve de protección, sino también de disimulo para ocultar su horrible aspecto, la mujer informa a su superior a través de su distorsionador de voz:

-General, acabamos de recibir una comunicación de nuestros espias en Dathomir.

El hombre la mira con gesto serio e inquiere: -¿Y...?

-La misión no ha dado resultado. La Dama Sith ha muerto en el intento por acabar con la vida de la chatarrera.

-He de pensar también que Ren sigue vivo, ¿No?

Phasma asiente con la cabeza. Y el ceño serio de su superior se convierte en puro hierro cuando de su garganta escapa un alterado exabrupto. Trata de recomponerse y habla a la oficial:

-Acabarán cayendo tarde o temprano. Vuelva a sus tareas, Capitana.

Sin palabras la mujer saluda marcial y se gira alejándose con paso firme. Hux aprieta los dientes en un gesto por descargar la irritación que le ha supuesto enterarse del nuevo descalabro contra el odioso Kylo Ren. Con la refulgencia anaranjada todavía en sus pupilas una Fuerza primigenia se apodera de sus pensamientos y regresa a la fortaleza para atender a la llamada.

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-¡No deberías levantarte todavía de la cama, Rey! Aún estás débil. -La joven frunce el ceño y sin hacer caso de los consejos de Dameron sigue vistiéndose al tiempo que le explica:

-Me encuentro bien, Poe. Los Jedis, aunque suene poco humilde, nos curamos más pronto. -Suspicaz el comandante rebelde enarca una ceja. Rey agrega: -Debo estar en la lectura del veredicto. No es justo que Ben siga preso después de salvarme la vida.

-Ese hombre no es Ben Solo. Es Kylo Ren. El criminal que mató a su propio padre. ¿Acaso lo has olvidado? Lo asesinó delante de ti.

-¡Lo sé! Pero, él ha cambiado. Lo siento más cercano a la luz que nunca. Sería un crimen terrible ajusticiarlo..., ahora. - Acaba de ceñirse el cinto al talle y sin esperar la réplica que de seguro el piloto tiene dispuesta para ella, pasa por su lado y sale como una exhalación del que ha sido su cuarto durante su convalecencia.

Poe la sigue serio y en silencio frustrado por el interés que el Caballero de Ren infunde en la muchacha de Jakku. Nota en ella una predisposición a exculparlo fuera de lugar e impropia del carácter y la voluntad de una Jedi tan juiciosa como ella.

A la vuelta de una esquina ambos se topan con Finn y Rose Tico. El moreno arruga la faz al ver a su amiga fuera de la enfermería e interroga con la mirada a su otro amigo; Dameron. Éste se encoge de hombros. Mientras el antiguo soldado de asalto de La Primera Orden saluda a la muchacha con un gran abrazo:

Black Diamond (La redención de Kylo Ren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora