Capítulo 9

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En lo más recóndito, en el fondo más abisal del castillo de Vader, se hallan las criptas donde descansan los restos pútridos de los antiguos señores de la Fuerza. Los pasos marciales de Hux se pierden amortiguados por el crepitar del fuego escaleras abajo. Dirigiéndose a ellas, al tiempo que coloca sobre su nariz un nuevo pañuelo, esta vez para protegerse del hedor a muerte. El olor propio de la podredumbre de la carne y las vísceras al que se une irremisiblemente el del vapor que emana de la incandescencia atrapada en las negras paredes volcánicas incapaces de retener la erosión del magma que roe sus entrañas desde hace milenios dejando escapar por pequeñas grietas hilillos de lava líquida que poco a poco se deslizan hasta el suelo.

En pocos minutos llega a una sala rectangular. El sitio elegido por el Líder Supremo para su Renacimiento. El perímetro de la estancia está delimitado a la perfección por la lava que desprendida de las paredes, fluye en forma de filamentos hacia el negro suelo, en el que se ha originado un lecho que circula alrededor de la cámara como lo haría el agua en un río para ir a parar justo al núcleo del castillo derramándose en cascadas ardientes. La lobreguez actúa como un revulsivo al impresionante espectáculo cuajándolo todo.

En el punto opuesto a la catarata se halla el cuerpo de Snoke colocado sobre un lecho de roca volcánica y tapado únicamente por un lienzo dorado. Su flamante guardia pretoriana está dispuesta para recibirle de nuevo a la vida colocados a ambos flancos de la cámara.

Hux siente una nueva pulsión en el mismo centro de su hipotálamo y su cuerpo se ve impulsado hacia delante. El anillo de poder reclama su lugar en el mismo centro de la cámara. La delicada piel del rostro del general vuelve a enrojecerse, no solo por el calor, sino por el intenso dolor de cabeza, y entre continuos gemidos sus piernas caminan forzadas hasta el símbolo de "La Orden Sith", grabada en dorado sobre el ennegrecido suelo. Deposita en el mismo centro de la circunferencia la sortija con la piedra negra insertándola en una pequeña hendidura y, al instante, un resorte metálico se pone en movimiento. Del pavimento se eleva todo el símbolo convirtiéndose en un facistol áureo.

Liberado por fin de la presión que el aro de su Señor Snoke ejercía sobre su mente el hombre cae al suelo. Justo a los pies del soporte como si lo reverenciara.

La columna llega a su tope parándose en seco, y tras un breve lapso el anillo se llena de una luz cegadora que incapaz de ser contenida barre toda la estancia de un extremo a otro alumbrando cada rincón. Su intensidad es tan fuerte que Hux queda cegado por un tiempo durante el cual la claridad disminuye hasta concentrarse solo en un único punto en el alto techo.

Una mínima resquebrajadura por la que el intenso rayo que mana de la piedra negra se filtra para ir a encontrarse con el oscuro cielo de Mustafar y escapa de su atmósfera eruptiva en busca de un objetivo más alejado. Entretanto, dentro de la abochornada cámara, varios círculos concéntricos se forman en derredor del agujero por el que ha escapado el resplandor. Poco a poco los aros van llenándose de extraños signos dorados y comienzan a girar como un caleidoscopio a gran velocidad. Desde todos los rincones de la sala comienzan a oírse voces de ultratumba que recitan en un canto triste y monótono las mismas palabras una y otra y otra vez.

Armitage observa las paredes otra vez a oscuras, y un nuevo escalofrío le hiela la sangre al comprender que aquellas voces son las de los Maestros muertos rogando por el Renacimiento de Snoke.

Cuando las voces entremezcladas se convierten en estridencia la luz regresa de los cielos como un rayo y cae sobre el cuerpo decrépito del Líder Supremo atravesándolo con su refulgencia y haciendo visibles todas y cada una de sus arterías, nervios y músculos. Una nueva descarga hace que el cuerpo convulsione y su corazón, evidente para todos los ojos allí presentes, se pone en movimiento.

Black Diamond (La redención de Kylo Ren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora