"Hago un pequeño inciso en este capítulo, para agradecer a todos mis lectores y seguidores la acogida que le han dado a este humilde relato. Espero no defraudarles y hacer que sigan disfrutando de él. Un saludo a todos".
El bombardeo es continuo y persistente y con cada proyectil caído se derrama más y más arena sobre ellos. El Templo Sith es ahora una auténtica tormenta del desierto, y deben huir de allí si no quieren acabar sepultados bajo montañas de tierra. Rey se tapa la boca y con una mano trata de protegerse los ojos. También Ben y el resto de caballeros hacen lo propio, inmersos en la confusión que proporciona la falta de visibilidad y el estruendo de las bombas. Flamma les grita para hacerse oír por encima de los estruendos:
-¡Vamos por aquí! El hangar no está lejos.
Al quinteto formado por la guerrera, Ben, Rey, Tetraites y Crixo, se unen los demás caballeros que faltan. Vero y Prisco, los gemelos. A la carrera, medio a ciegas, llegan a un espacio abierto parecido a un barracón. Entre el vendaval de arenisc, Rey distingue dos naves de color claro en forma de platillo. Enseguida las identifica como cargueros ligeros corellianos. Al pie de la abertura de entrada de uno de ellos se encuentra Spiculus que brama furibundo:
-¡Subid a la nave! ¡Ya! - Todos los caballeros obedecen entrando a la carrera en el carguero. Kylo se para frente al guerrero y pregunta:
-La otra nave, ¿funciona? - Spiculus le mira algo confuso y exclama:
-¡Sí! Pero no la necesitamos.
¡Te equivocas! –Vocifera Kylo agregando: -¡Nosotros la necesitamos! –Y señala a Rey parada justo a su lado. El rostro del belicoso caballero de Ren se arruga aún más. Antes de que vuelva a inquirir, Kylo le cuenta: -Rey y yo tenemos que desviarnos un poco de nuestro destino. Tenemos que ir a Naboo.
-¿Naboo? –Vocea colérico: -Pero, ¿De qué demonios estás hablando? No hay tiempo para excursiones. Nos están atacando. Lo más seguro es que conozcan nuestros planes. -Justo encima de ellos se produce una nueva explosión que corrobora las palabras del guerrero. Sin perder la calma Kylo le responde:
-¡Quizá! Por eso usar las dos naves será una buena medida evasiva. No saben adónde nos dirigimos y mucho menos en qué nave viajamos nosotros. –Señala con la mirada a Rey: -Nos buscan a ella y a mí. Todos sabemos ocultarnos del rastreo mental. Será mucho más seguro para todos.
Spiculus sopesa por unos segundos la propuesta de su antiguo Maestro, luego le dedica un simple movimiento asertivo de cabeza, y le grita con cierto desagrado por tener que darle la razón: -¡Adelante! –Y añade como advertencia: -Solo esperaremos dos días. Es todo el tiempo que tenéis. Os esperaremos donde acordamos. Los demás, ¡Nos vamos!
Ben corre hacia el otro carguero gemelo seguido por Rey. La rampa de entrada está bajada antes de llegar hasta él, y ambos suben rápidos para ponerse a los mandos. El joven se coloca en el sillón de piloto y Rey le secunda en el asiento contiguo como su copiloto. No hace falta decir nada. Lo único que precisan es una mirada para ponerse de acuerdo. El joven Solo acciona el sistema de navegación y pone en marcha los motores, mientras Rey se encarga de encender todos los sistemas restantes incluido el generador de escudos. Luego se levanta del asiento y vocea: -¡Iré a una de las torretas! Me temo que solo podremos usar una.
-¡Será suficiente! –Exclama Ben concentrado ya en el pilotaje.
Rey le mira por unos instantes y luego sale disparada hacia la torreta. Dos hermosos cañones turbo láser le esperan. Se coloca los auriculares para escuchar por ellos a su compañero y le grita: -¡Vámonos de una vez, Ben!
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Black Diamond (La redención de Kylo Ren)
Fiksi PenggemarHan pasado algunos meses, tal vez un par de años desde que Kylo Ren se enfrentó por última vez a las fuerzas rebeldes en Crait. Desde entonces nada ha vuelto a saber de Rey. Durante todo ese tiempo en el que Ben se ha convertido en Remperor ha busca...