Capítulo 30

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Rey despierta. Ha vuelto a quedarse dormida, aunque esta vez no lo ha hecho en un sitio tan cómodo, ni abrazada al tórrido cuerpo de Ben Solo, sino en un fastidioso asiento. Nada más abrir los párpados se topa con el parpadeante panel de mandos del carguero. Han abandonado el bello Naboo hace unas horas camino de su nuevo destino, Nar Shaddaa, también conocida como "La Luna de los contrabandistas", para reunirse con los Caballeros de Ren, y ya echa de menos la especie de Luna de Miel que han tenido en el planeta natal de Padmé Amidala. La última escala la hicieron en la playa privada que la abuela materna de Ben tenía en Varykino. Un fantástico baño en sus aguas calmas. Lo evoca con un gran suspiro y gira la cabeza para observar el perfil de Ben. Tan concentrado en el pilotaje. Adora esa seriedad, casi diría que le fascina.

Él que se siente observado le pregunta mirándola de soslayo: -¿Ya has despertado, princesa?

Rey se despereza sin contemplaciones y responde: -¡Sí! Aunque he tenido mejores despertares.

Ben esboza una pícara sonrisa y contesta: -¡Yo también! Creo que podría acostumbrarme a ellos.

Algo ruborizada se muerde el labio inferior y se recoloca la nueva ropa que ha encontrado en la Villa Varykino. Ambos intuyen que pertenecía a Padmé en sus años como combatiente en las "Guerras Clon". Es un conjunto muy cómodo, pese a ser muy ceñido y lo único que no le gusta del todo, es su color blanco y hueso. Nunca antes ha vestido algo tan elegante y claro, y se siente extraña. Como si Ben le leyera el pensamiento, que por supuesto, puede hacer... le dice: -Te quedan bien esos colores, y... -estudia su cabello y remata: -también ese nuevo peinado. Aunque me guste más, suelto.

Ella le sonríe por primera vez desde que ha despertado. Ha vuelto a recogerse el pelo, aunque el moño que ha escogido es distinto a sus eternas tres coletitas, y está realizado con un buen trenzado del cabello enroscándolo sobre sí mismo y bien sujeto con un montón de horquillas, que seguro, también pertenecían a la insigne Padmé Amidala.

Mira por primera vez hacía el frontal acristalado de la nave. Donde brilla el perpetuo espacio negro azulado, puntuado por estrellas centelleantes. Sus ojos avellana se abren más de la cuenta cuando inquiere sorprendida: -¿Ya estamos en Nar Shaddaa?

Su compañero asiente con una sonrisa. Rey frunce el ceño y vuelve a preguntar: -¿Tantas horas he dormido?

Él se encoge de hombros quitándole importancia y le dice: -Debías estar bastante relajada después del baño en las aguas de Varykino. No te ha venido mal descansar.

-No has debido dejarme dormir tanto, Ben. Y por primera vez en dos días se siente culpable. ¿Debería sentirse así por amar? ¿Por haberse entregado por unas horas a lo que siente, olvidando todo el horror que le rodea? Centra su mirada en el orbe al que se dirigen. Nar Shaddaa es muy distinto a los otros planetas que ha visitado con anterioridad. Su aspecto desde el espacio es el de una gran mole urbana, trazada de puntos brillantes e incandescentes, en su totalidad planeados por la mano de los humanos y alienígenas inteligentes que lo habitan. En ese lugar no va a encontrar ni un resto de naturaleza virgen. Es el más descomunal albergue del submundo criminal de la galaxia.

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Las últimas naves de evacuación despegan de Lannik con rumbo desconocido, ante las angustiadas miradas de Finn y Rose que las observan hasta que éstas se pierden en el infinito de un peculiar cielo azul y despejado. En segundos, el hangar queda vacío de civiles, y son sustituidos por los ruidosos escuadrones rebeldes que ultiman los preparativos para la próxima contienda contra "La Primera Orden". La que se prevé será la definitiva. La madre de todas las batallas.

Black Diamond (La redención de Kylo Ren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora