Kim SooYun
Los días se desenvolvían de forma rápida desde que empecé a visitar a YoonGi, con el propósito de enmendar mi error, de mejorar sus días y de convertirme en alguien en su vida.
Aquella última razón había surgido repentinamente, como una necesidad que me hacía sentir algo cohibida y curiosa sobre mí misma y mis propias intenciones. Ante mis ojos, Min YoonGi era sumamente interesante y adorable, y buscaba su presencia en mi vida de forma constante y duradera. Sin embargo, no puedo negar que lograr aquello era demasiado complicado en ciertos momentos. Habían ciertas reglas impuestas por su lenguaje corporal que yo no podía ignorar.
La primera: evitar el contacto físico la mayoría del tiempo. Era algo que podía cumplir, pero debía admitir que me sentía triste por no poder pinchar sus bonitas mejillas cada vez que las veía teñidas de rosa.
La segunda: no acercarse a su piano. Por alguna razón, cada vez que me acercaba con intenciones de tocar las blanquecinas teclas, su cuerpo reaccionaba con pánico. Era extraño, pero lo respetaba. Ese instrumento parecía tener un espacio en su corazón y un significado especial que, tal vez, algún día podría conocer.
La tercera: no obligarle a hablar. Luego de algunos días, aprendí a formular mis preguntas de un modo en las que él pueda contestarlas sin hablar demasiado. Por mucho que me gustase escuchar su voz, no podía presionarlo y exigirle una charla extensa.
Luego de casi una semana, había descubierto eso sobre Min YoonGi. Y me había tomado la libertad de investigar más a cerca de su trastorno, pues si quería ayudarlo, debía saber con exactitud qué lo atormentaba. La Señora Min había sido muy cuidadosa al contarme ese pequeño detalle sobre YoonGi, especificando que no debía mencionarle que sabía acerca de ello.
Hoy era un día bastante frío, y la lluvia moría por descender y empapar las calles de Daegu. El invierno estaba enseñándole a la ciudad sus últimos días de presencia.
Me coloqué rápidamente un suéter de lana y tomé la canasta con generosas cantidades de comida dentro. Ya era casi un ritual para mí hacerlo. Crucé la sala de estar con los curiosos ojos de mis padres puestos sobre mí. Mi madre aclaró su garganta y me vi obligada a detener mi salida de la casa. Me volteé y los observé con una sonrisa inocente plantada en mi rostro, deseando que eso elimine cualquier sospecha o interrogatorio siguiente. Ambos arquearon las cejas y mi padre se limitó a suspirar.
—¿Se puede saber hacia dónde vas con esa canasta todos los días, SooYun?
Me removí nerviosa en mi sitio y, luego de colocar la canasta en el suelo, me acerqué a ellos.
—A la casa de los Min, los que viven al lado —expliqué con simpleza.
DaeHyun, quien tecleaba sin pausas en su portátil y parecía distraído, se dio el gusto de comentar sobre la situación. Pues él sabía más que nadie sobre lo que yo sentía respecto al asunto. Y entre ambos, DaeHyun era el que más detestaba la controladora y agria actitud de mis padres.
—¿Quieren dejarla en paz? Sólo está haciendo algo bonito por alguien más.
—¿Ayudas a la Señora Min con las tareas de su hogar? Como... ¿un empleo? —comenzó a indagar mi madre.
—No precisamente —negué con la cabeza y sonreí de costado. Me parecía ridículo tener que dar explicaciones —. Soy amiga de su hijo.
—¿Su hijo? ¿Visitas a su hijo? ¿Eres su niñera?
—No, y estoy llegando tarde —corrí para agarrar la canasta y me puse los zapatos apresuradamente —. ¡Adiós!
Cerré la puerta detrás de mí y caminé hacia el departamento de al lado, preguntándome por qué mis padres siempre eran tan extremistas con cada situación social. Eran prejuiciosos y analizaban a cada uno de mis amigos con ojos exigentes. Era como si un extraño miedo sobre algún hecho del pasado los condujera a actuar de esa forma. O tal vez, sólo eran personas muy molestas.
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ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢ
FanfictionHikikomori: fenómeno social donde una persona decide aislarse de la sociedad. Portada by @Katykagamine