Salón de Música del Instituto Secundario de Daegu.
Min YoonGi, quince años de edad.
Las delicadas manos del delgado y pálido chico se movían con ahínco sobre las teclas de marfil sintético, sonriendo con cada nota que lograba tocar de forma casi profesional. Él era joven e inexperto, pero sabía que los constantes halagos de su maestra de música indicaban un progreso espectácular por su parte conforme los días pasaban. Se sentía bien tocando aquel instrumento, era libre y se olvidaba de sus momentos malos.Min YoonGi, a pesar de su corta edad, poseía ya muchas heridas en su corazón. En su pequeño mundo, sólo existían abusos, y nunca conoció nada además de aquello. Excepto cuando asistió a la clase de música de la Señorita Han. En esa clase de una limitada hora y media, YoonGi encontró un mundo ajeno al maltrato. Encontró goce en cada melodía, pudo hallar algo que creía haber perdido: su felicidad.
Culminó su interpretación de Op. 49 en Sol mayor, sonriendo sumamente satisfecho y orgulloso de sí mismo. Se puso de pie y rodeó la banqueta del piano, acercándose al mueble lleno de carpetas con partituras que deseaba aprender a tocar.
La Señorita Han lo había dejado solo por unos segundos, excusándose al informarle a su alumno favorito que debía asistir a una reunión de urgencia.
En ese entonces era algo impensado, pero desde ese día, hasta el último de su vida, Han SeungJi se arrentiría el haber abandonado a Min YoonGi en ese salón.
Los estudiantes del mismo salón que YoonGi, junto a otros de clases aledañas y hasta superiores, se reunieron frente al aula de música en esa soleada tarde de julio. Su objetivo era muy claro, y ante los ojos de cualquiera, muy innecesario y sin sentido.
¿Por qué deseaban de manera anormal molestar a alguien como YoonGi?
Porque él, siendo la imagen perfecta de un estudiante y un prodigio musical, era todo lo que ellos nunca serían. Era becado por el Instituto Nacional de Música de Seúl, y era el favorito de los profesores por su conducta impecable. Y además, para la mala suerte de todos ellos, YoonGi era sarcástico, astuto y no parecía presentar miedo ante sus amenazas. Y eso le ponía los pelos de punta al líder abusivo de ellos, quien muchas veces fue derrotado por las filosas contestaciones de aquel chico.
-Siempre está aquí a esta hora -informó uno de ellos, el mejor amigo de la víctima.
Kim NamJoon se removió nervioso ante la expectante mirada de todo el grupo sobre él. Suspiró nervioso y aún le temblaban las manos al observar los objetos punzantes y los encendedores que portaban los demás. Sabía que estaba cometiendo traición, que YoonGi terminaría lastimado, pero se vio entre la espada y la pared cuando esos bullies se presentaron ante él con dos opciones: decirle la ubicación actual de YoonGi o recibir su castigo por él.
No le falló la voz para delatar a su mejor amigo. Ni siquiera pensó en las consecuencias, solamente podía pensar que si ellos deseaban hacerle eso a YoonGi era porque se lo merecía. Se lo había ganado con esa actitud desafiante, ¿verdad?
YoonGi podía sentir el ambiente algo extraño, casi denso. Dejó de rebuscar entre sus amadas partituras y se volteó sonriente hacia la puerta.
-¡Señorita Han, he logrado...!
Su brillante sonrisa fue decayendo hasta desaparecer cuando vio al grupo de chicos entrar a la habitación. Y no pudo evitar sentirse curioso ante la presencia de NamJoon allí también, quien cerró la puerta y se ubicó detrás del líder del grupo.
-Así que aquí te escondes, bastardo.
La socarrona risa del líder se escuchó por todo el salón. YoonGi observó con escaso interés al chico, y luego de un suspiro, se alejó y continuó con su tarea anterior.
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ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢ
FanfictionHikikomori: fenómeno social donde una persona decide aislarse de la sociedad. Portada by @Katykagamine