jû hachi

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Min YoonGi

Observé a través de la ventana aquellas gotas que dejaban su rastro húmedo por las calles de Daegu y suspiré algo desilusionado. Antes solían gustarme los días lluviosos, pues las calles no estaban abarrotadas de gente como usualmente lo eran en días soleados. Pero había descubierto que los días soleados donde salir era un placer para algunos, eran los favoritos de SooYun, y que la lluvia la hacía sentirse algo deprimida. Supongo que podría deducirse fácilmente porqué no estoy satisfecho con el clima entonces.

Luego de que SooYun volviera a verme, algunos meses pasaron fugaces y ella no dejó de venir ni un sólo día, a excepción de los miércoles, el cual era su día para ensayar en el Auditorio hasta tarde. Hoy era uno de esos días, y de verdad la extrañaba. En estos meses que transcurrieron desde todo lo sucedido, SooYun y yo habíamos reforzado aquel lazo especial entre ambos. Estaba menos nervioso con el hecho de que supiera sobre mi verdadero "yo", pues ella me había demostrado que aquello era sólo un detalle más que no afectaría en lo absoluto el "nosotros" que habíamos construido. Y con respecto a su madre... Bueno, ella realmente seguía creyendo que ambos nos habíamos olvidado el uno del otro.

A pesar del día gris y deprimente, mamá y yo recibimos una visita inesperada: mi hermano mayor, quien había llegado esa misma mañana. YoungWoo no solía venir a casa a menudo; siempre estaba ocupado con su trabajo o de vacaciones en el exterior. Sinceramente, yo estaba feliz por él. Jamás le tuve celos a la primer persona que aprendió a aceptarme y a no presionarme con respecto a mi trastorno. Él me ayudó de una forma casi tan efectiva como SooYun, pero su trabajo le obligó a irse. Sería un mentiroso si no admitiera que aquello contribuyó en mi miedo por sentir apego a los demás, con el temor a ser dejado atrás en algún momento.

Cuando YoungWoo apareció detrás de la puerta tan temprano, los gritos de emoción de mi madre y su llanto que la ahogaba en nostalgia fue lo que me incitó a bajar las escaleras y encontrarme con la sorpresa de su visita. Él había madurado bastante, pero aquella sonrisa de niño agradable que siempre tenía permanecía intacta. Me abrazó con cariño y yo le sonreí con cierta incomodidad ante la cercanía. Sus abrazos ahora me brindaban un sentimiento foráneo.

Mi madre pronto tenía algo de té hecho, y nos reunió a los tres en la mesa del comedor. La emoción brotaba por sus poros, y aquello simplemente me abrumaba. Demasiadas exclamaciones de alegría y ruido innecesario para mi gusto.

—Ya eres todo un hombre, YoonGi —me halagó él, aunque lo sentí demasiado obligado a hacerlo. Era uno de esos comentarios a los que sólo una ligera sonrisa podría responder. Me limité a entregarle aquello y a esperar que continuara hablando —. ¿Ya entraste en alguna Universidad? —preguntó.

Bebí el té con cuidado y evité su penetrante mirada. Después de tanto tiempo, volver a verlo se seguía sintiendo extraño, y acostumbrarse a sus incesantes preguntas también lo era.

—No... —murmuré.

—Ya veo... Pero aún así sigues tocando el piano, ¿verdad? —indagó, con cierta preocupación. Según me había dicho antes, el que yo fuera músico era algo que le alegraba en demasía. Le gustaba escucharme tocar, y siempre me apoyó en el proceso de mi aprendizaje.

—Sí... —volví a murmurar de forma apacible. YoungWoo suspiró con alivio ante ello. ¿Le ponía tan feliz el simple hecho de que siguiera tocando? Aquello me llamaba la atención, pero no tanto como para cuestionárselo. De todas formas, él siempre había dicho que yo era su mayor orgullo musical.

—Eso es bueno, ¿sabes por qué? —negué con la cabeza, y él sonrió como si estuviese por revelar un secreto universal —. Porque así podré seguir presumiendo en el trabajo que mi hermano menor es un genio musical —rió, despeinando mi cabello de forma cariñosa. No le sonreí de vuelta ni me inmuté ante su gesto. YoungWoo era usualmente expresivo, y yo estaba acostumbrado hasta el punto de tomarlo como una simple actitud que no necesitaba demasiadas reacciones.

ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora