ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢ

ni-jû hachi

Min YoonGi

La noche era tranquila, pero era evidente que pronto comenzaría a llover. El viento era brusco, las nubes amenazantes, y el ambiente entre nosotros tres era algo tenso y asfixiante. No era culpa de nadie, sino más bien, era de lo que estábamos por escuchar. Era obvio, por el dolor en los ojos de SooYun y la forma en la que intentaba iniciar con su explicación. A modo de apoyo, no solté su mano en ningún momento desde que decidió unirla con la mía.

─Entonces... creo que debería empezar por el día en que saliste de tu hogar, YoonGi... Fue el día de la audición ─comenzó a decir, mirándome fijamente. Asentí en silencio, sin agregar nada y deseando escucharla solamente a ella ─. Mi hermano fue mal informado de que iba a arruinar mi audición, y les hizo creer a ustedes eso también. Lo cierto es que no planeaba estropear nada... porque no iba a audicionar en primer lugar ─contó, con una serenidad en su tono que contrastaba con el violento sonido del viento ─. Iba a enseñar un vídeo tuyo tocando El Vals del Minuto... Así tú podrías conseguir la beca.

Abrí los ojos más de la cuenta ante la sorpresiva verdad. Ella me sonrió con algo de pena por haberme revelado aquél hecho del cual no había tenido idea hasta ese momento. Entonces... Jamás quiso intentar audicionar, pero ¿quería darme la oportunidad a mí de hacerlo?

─Algunos representantes de la mejor academia de piano del país iban a estar allí... Creí que sería una buena oportunidad para ti, al igual que la Señorita Han. A decir verdad, ella me dio la idea.

─¿Hablabas con la Señorita Han en ese entonces? ─le pregunté, comenzando a perderme en todo el relato. Ella asintió y me observó con una sincera disculpa en su mirada.

─No sabía que era ella. Utilizó su apellido de casada para enseñar en mi Universidad. Ella se me acercó en los pasillos, con lágrimas en los ojos por habernos reencontrado y un formulario de ingreso a las audiciones. Tu hermano me mencionó delante de ella una vez y así fue como supo acerca de mí ─explicó, cerrando una de las incógnitas en mi cabeza ─. Mi madre arruinó tu oportunidad YoonGi, esa es la simple verdad. Había planeado eso en secreto con la Señorita Han y todo iba bien, hasta que logró enterarse de algún modo... creo que revisó mi computadora o logró meterse en mi celular, no sé. Le mintió a mi hermano sobre mi audición para que fuera a buscarme y así retrasarme en el proceso, pero obviamente, DaeHyun no lo logró porque no lo recordó. Fui bastante temprano, pero a mitad de camino, la Señorita Han me llamó y me contó que mi madre fue a la Universidad para amenazarla e intentar sobornarla para que se aleje de mí. Mi madre no sabía que estaba al tanto, así que, para que no sospechara y se olvidara del tema, decidí ir a casa lo más rápido posible y fingir que había decidido no audicionar... Pero cuando regresé, te vi ─dio un largo suspiro, algo melancólico. Su mano apretó la mía durante un breve momento, y sus ojos se clavaron en mí brillando con intensidad ─. Lucías tan frágil y atormentado, pero eras por fin libre... Habías logrado ser realmente valiente, pero te desmoronaste entre mis brazos... Después de eso, comenzó el infierno de mentiras ─su tono era oscuro. Sus ojos esta vez brillaron con el recuerdo tedioso de algo que deseaba olvidar.

JungKook, quien se había mantenido en silencio y bastante quieto, inclinó su cuerpo en dirección a SooYun para escucharla con mayor atención, interesado en lo que se avecinaba en el relato. Era intrigante, pero sumamente doloroso al mismo tiempo, notar la manera en que su voz comenzaba a adquirir tonalidades grises.

─Tu hermano llamó a una ambulancia, y mientras esperaba, cuidando de ti, la vi salir del edificio... Estaba furiosa, confundida, y más que nada, frustrada de verme contigo una vez más ─relató, y pude ver el indicio del llanto aproximándose en su tono y sus ojos ─. Lo primero que hizo fue gritarme, lo segundo fue levantarme del suelo, obligándome a dejarte allí, y luego me llevó a nuestro departamento. Me mantuvo encerrada durante dos días en mi habitación, en los que no comí ni supe qué estaba sucediendo en el exterior ─contó, haciendo que un nudo sofocante comenzara a dar señales en mi garganta. No me agradaba el rumbo que estaba tomando la historia ─. Cuando por fin salí e intenté comunicarme contigo, tu madre, entre lágrimas, me dijo que no podía verlos más. Mi madre había amenazado con revelar que tu hermano planeaba ayudarme y asegurarme un puesto en las audiciones, alegando que sus métodos eran fraudulentos. Tu hermano pudo quedar sin nada por mi culpa... ─continuó con su relato, sosteniendo mi mano con una desesperación que logró generar un vacío en mi pecho. Algo malo se aproximaba ─. Decidí alejarme. Mi madre le exigió a la tuya que yo no debía ser mencionada bajo ningún término...