san-jû shichi

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Min YoonGi

─¡Gracias por la comida, señora Min! ─exclamó NamJoon a mi lado, sumamente animado. Mi madre le entregó una cálida sonrisa de gratitud, al mismo tiempo en el que se levantaba de su asiento.

─Siempre es agradable cocinar para ti, NamJoonie ─rió ella, para luego despedirse de nosotros y avisarnos que ya estaba llegando algo tarde al trabajo, mientras agitaba la mano y cerraba la puerta detrás de ella. Aquello dejó a cuatro personas más en la mesa de ese día tan especial. El satisfecho NamJoon sentado frente a mí; SeokJin, a su lado, quien comió bastante distraído y, al parecer, pensando en sus propios asuntos; SooYun, a mi lado, quien recostaba su cabeza en mi hombro y dibujaba figuras aleatorias con su dedo índice en mi espalda; y luego yo, por supuesto. Cómodamente, me relajé ante el cálido toque de SooYun sobre mí.

Después del almuerzo de bienvenida, exactamente una semana atrás, ellos dos, junto a SooYun, habían prometido que vendrían a almorzar todos los días, hasta que se cumpliera la fecha ideal para organizar una pequeña salida de mi hogar. Hasta ese momento, me había resultado algo complicado el hecho de cambiar mi rutina tan estricta en casa. Seis años de vivir lo mismo, se convirtió en un modo de vida y quedó completamente impregnado en mi sistema. La Clínica fue un cambio radical para mí, e incluso en ese entonces, no me encontraba exactamente cómodo. Convertí ese espacio cerrado en uno con esa característica, gracias a JungKook. Eso consistía en mi habitación, la suya, y el salón recreativo. Mi único contacto con el exterior había sido mínimo, realmente superficial si tenía en cuenta que existía mucho más allá.

Con eso en mente, SooYun decidió que era tiempo de realizar mi inserción de forma correcta. El primer día, me invitó a charlar mientras estábamos sentados en el pasillo, fuera del departamento. El segundo día, compró dos cafés y lo bebimos en la recepción del edificio, charlando mientras vislumbraba el exterior con un nervioso corazón. Al tercer día, disfrutamos de un día lluvioso bajo nuestros paraguas, frente a nuestro edificio. Así, con el pasar de los días, acumulé experiencias nuevas y preparé mi mente para lo que sería un cambio radical de vida.

Ese día, iríamos a la Universidad donde SooYun y SeokJin estudiaban. A ella no le resultó difícil cumplir con mi solicitud tan simple de visitar un auditorio cuando estuviese más cómodo con los nuevos escenarios que deseaban presentarse en mi vida. SooYun me habló, con la sonrisa más bella de todas, acerca del magnífico piano que estaba allí, esperando solitariamente por un pianista que pudiese tocarlo hasta acalambrar sus dedos. Ese día, por el brillo de emoción en mis ojos, ella supo que estaría dispuesto a avanzar con confianza hacia el exterior si se relacionaba con mi mayor pasión en el mundo. Quería probarle a ella, y a mí mismo, que no se equivocaba en pensar aquello.

Así, durante el viaje en el auto de SeokJin, no pude dejar de pensar en aquél instrumento tan maravilloso. Aún cuando tenía mi propio piano en casa, quería arriesgarme a salir para tocar uno ajeno. La simple idea lograba un cosquilleo en las yemas de mis dedos, el palpitar ligeramente apresurado de mi corazón, y una ansiedad ante algo que era lejano en mi memoria. La última vez que toqué en un auditorio, era apenas un adolescente, y revivirlo de esta manera, con alguien que amaba tanto; un amigo que logré recuperar y uno nuevo, era realmente abrumador, de la mejor forma posible.

─Te encantará. Conseguimos reservar el auditorio por un par de horas, así que sé libre de tocar por ese tiempo, ¿de acuerdo, MinMin? ─me indicó SooYun, con una sonrisa de entusiasmo genuina, llena de un orgullo que se notaba desde el momento en que llegó a mi casa esa mañana, creciendo cada vez más. 

El camino hacia la Universidad fue realmente corto, pero sumamente divertido. SeokJin y NamJoon eran particularmente animados y, mezclándose con la dulzura y carisma de SooYun, el viaje me resultaba ligero de soportar y me ayudaba a calmar los nervios. Quizás, aquella era su intención desde el principio con sus actitudes, aún cuando eran naturales en ellos.

ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora