ni jû

3.3K 337 331
                                    

Min YoonGi

Cuando abrí mis ojos, no encontré más que un techo blanquecino; cuando logré incorporarme, una habitación con paredes color durazno y algunas enfermeras en él; cuando miré a mi alrededor, una cama de sábanas blancas me había brindado horas de descanso, y el suero que se conectaba a mi brazo, la salud que necesitaba. Las enfermeras me sonrieron de una forma amable, y pronto la sonrisa del doctor se sumó a la de ellas. Conocía esa mirada, la había visto antes: desinterés y preocupación mezclados con el cansancio de un trabajo agotador. Una mujer entró apenas un minuto después, cargando una planilla y una examinadora mirada dedicada exclusivamente a mí. Me removí con inquietud en mi lugar, sin saber muy bien qué estaba por aproximarse. Los últimos recuerdos atacaron mi cabeza, donde antes de desmayarme, estuve en el exterior de nuevo, y SooYun estuvo allí para contenerme. A pesar de su presencia, supongo que no supe soportarlo del todo bien.

La mujer se mantuvo de pie a un lado de la cama y anotó ciertos datos desconocidos para mí en su planilla. Evité mirarla a los ojos, hasta que sentí su voz preguntándome algo. La miré con inseguridad, sin haber escuchado bien sus palabras anteriores.

—¿Cómo te sientes? —repitió, y procesé esa pregunta para poder responderla con la mayor sinceridad.

¿Estaba bien realmente? No me sentía mal físicamente, pero emocionalmente era otro caso. Estaba nervioso, ansioso por lo que me esperaría cuando el doctor me anunciara que podía irme a casa. No sabía realmente en qué hospital estaba, no sabía si mi madre y mi hermano estaban afuera, si SooYun estaba con ellos... Necesitaba verla, que me diera una sonrisa y poder decirle a la doctora con mucha seguridad que sí, en efecto, me estaba sintiendo mejor que antes.

—Tienes un grado bastante alto de anemia, estás demasiado desnutrido, YoonGi —decidió proceder ante mi silencio, hablando con severidad —. ¿Acostumbras saltearte comidas? —me preguntó, a lo cual asentí. Me sentía algo avergonzado, y no sabía realmente porqué debía ser así. Al fin y al cabo, no era algo por lo que sentiría pena alguien... Pero así era, y tal vez la razón era sencilla: me avergonzaba que SooYun, quien se había esforzado tanto en ayudarme, se enterara de ello. Ella iba a ponerse triste y desilusionada, y ciertamente, era lo último que quería. Lo que más quería en ese momento, era verla —. Tu almuerzo será traído en breve, y debes comerlo todo, por favor.

—Yo... —decidí callar al instante. No sabía realmente si sería lo correcto preguntárselo, y mis impulsos de hacerlo fueron acallados otra vez por la pena de su severa mirada. La doctora era intimidante, o yo tenía muy pocas agallas.

—Dilo, YoonGi. Te escucho... —se cruzó de brazos y me observó con atención, mientras yo suspiraba y decidía dejar de lado mis miedos de hablar y expresar lo que realmente deseaba.

—Quiero ver a Kim SooYun... ¿Vino a verme? —le pregunté, y por alguna razón, el silencio se hizo presente por parte de todos. Las enfermeras se miraron entre sí y, poco a poco, decidieron abandonar la habitación. La doctora intercambió miradas con el hombre y, luego de una sonrisa algo torcida y de suspirar con pesadez, volvió su mirada a mí. Me observaban de una forma extraña, casi como si sus siguientes palabras fuesen demasiado delicadas para ser dichas a la ligera.

—YoonGi... ¿Quién es Kim SooYun? ¿Quieres contarme? —me pidió, volviendo a tomar el bolígrafo y preparándose para anotar cualquier cosa que saliera de mis labios. Estaba sumamente confundido ante el repentino interrogatorio, y en parte, muy asustado. ¿Por qué cuestionaban tanto la identidad de SooYun? ¿Le había sucedido algo? Porque de otra forma, no entendía el porqué de sus preguntas, que no estaban relacionadas en lo absoluto a mi estado de salud. A pesar de todo eso, decidí asentir y proseguir a contarles quién era ella.

ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora