san-jû roku

1.6K 133 50
                                    

Min YoonGi

No recordaba la última vez que vi a través de la ventanilla de un coche; tampoco, quién fue la última persona con la que anduve en uno. El exterior era abrumador, sin duda alguna, pero la sensación tan familiar de verlo estando detrás de una protección (en este caso, un vidrio), lograba calmar mis nervios eficazmente. No tenía una mínima idea de nuestro destino, pero confiaba en quien estaba sentada junto a mí en el asiento trasero, sosteniendo mi mano y charlando con SeokJin sobre temas aleatorios.

Hablando de él, podría decirse que demostraba no haberme guardado rencor. Incluso, ahora que lo conocía mejor, podía deducir la clase de persona tan amable que era. Quizás, al principio, el hecho de que estaba forzando su persona en nuestras vidas, fue algo que generó un rechazo automático. Sin embargo, ahora que se presentaba con transparencia ante nosotros y que SooYun confiaba en él, sentía que también podía hacerlo. SeokJin no dejaba de preguntarme por detalles acerca de mi estadía en la Clínica, de la gente que conocí, y de cómo afronté la situación inventada por la madre de SooYun. Obviamente, mis respuestas fueron casi monosílabas para la mayoría de preguntas comunes, y para otras, donde requería elaboración, le ofrecía mi mejor intento. No sabía realmente qué decir, mayormente porque él lograba liderar la conversación sin problemas, adaptándose a cualquier respuesta y tema posibles. Por eso, SooYun y él lucían sumamente cómodos charlando, y yo prefería escucharlos. A decir verdad, estaba algo celoso de SeokJin por poseer esa confianza para conversar. No tenía miedo de expresarse, ni tampoco de ser él mismo frente a mí, a quien apenas conocía. En el fondo, sabía que deseaba actuar de la misma forma, algún día en el futuro.

─SeokJin, ¿podrías parar frente a esa panadería? ─le pidió SooYun, de repente. La observé con cierta curiosidad surcando mi semblante, pero ella pareció no notarlo, mientras sus ojos parecían notar únicamente el local a unos cuantos metros de nosotros.

SeokJin asintió inmediatamente y soltó un ligero sonido de aprobación, buscando un lugar cercano para estacionarse. SooYun lucía más emocionada que de costumbre, pero no sabía el verdadero motivo. Quizás, se trataba de su local favorito, y le apetecía comprarse algo para sí misma. Realmente, no tenía idea.

Cuando SooYun cerró la puerta detrás de ella, mi mente inmediatamente buscó una distracción para esperar por su llegada. No encontraba valor aún para charlar con SeokJin como si fuésemos amigos, aunque quisiera preguntarle muchas cosas, tal y como él lo hizo conmigo. Deseaba poder ser tan seguro de mí mismo como él, encontrar la clave para hacer reír más a menudo a SooYun. A decir verdad, había buscado eso en los blogs por internet, pero ninguno parecía dar consejos muy adecuados. Las frases que aconsejaban a decir eran incómodas, y sinceramente, para nada dignas de mucho encanto. Tal vez, si lograba obtener consejos de SeokJin, sería distinto y conseguiría resultados mejores.

─¿En qué piensas?

Di un brinco en mi propio sitio, algo exaltado por el sonido repentino de una voz. Al levantar la cabeza, me encontré con el rostro de SeokJin frente al mío, observándome desde su asiento, mientras giraba su cuerpo todo lo que su flexibilidad se lo permitía. Me entregó una sonrisa amable, sin separar sus labios. De verdad, su aura entera gritaba "novio perfecto salido de la ficción"; lucía gentil, pero sumamente carismático, y los puntos extra se los ganaba por ser, según SooYun, sumamente talentoso en lo que hace; además, era ridículamente apuesto. Jamás podría exteriorizarle que me encontraba inquieto por querer pedirle aquél favor, y no atreverme en lo absoluto.

─Yo... uhm... pensaba, es todo ─solté, bastante nervioso ante su penetrante mirada. Mis ojos se enfocaron rápidamente en la tienda a la cual SooYun ingresó, sin indicios de que pudiese salir pronto de allí. Suspiré profundamente, captando la risa de SeokJin que llegó a mis oídos, brindándole una mirada fugaz, mientras él se acomodaba mejor en su asiento.

ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora