jû roku

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Kim SooYun

La mirada penetrante de mi madre era algo que no podía soportar en lo absoluto, y muchos menos durante una cena en la que debía fingir que todo estaba perfectamente bien. SeokJin, a mi lado, esbozaba una sonrisa igual de falsa que la mía, y eso no podía esconderlo aunque sea un actor prodigioso. Mi padre, frente a nosotros dos y junto a mi madre, comía sin preocuparse por nuestra presencia y el motivo de ella. En cambio, DaeHyun, se dedicó a examinar cada movimiento dado por mi acompañante. Él sabía que aquél chico junto a mí no era, ni aunque yo lo quisiera, Min YoonGi.

Lo había decidido hace algunos días: fingiría ser novia de SeokJin para proteger a YoonGi. Cuando supe dentro de mí con toda seguridad que YoonGi era aquel chico que alguna vez ayudé, una preocupación inmensa por el hecho de que mi madre lo supiese también creció en mi interior. Ella era capaz de llegar a las últimas instancias para lastimar a quienes yo amaba, y no podía permitirle aquello. Aún después de tantos años, yo tenía miedo de ser la culpable de todas las heridas de YoonGi. Se me erizaba la piel pensando en el simple hecho de repetir lo que pasó hace años, de que él pagara por algo que me involucraba. Entonces no dudé en contactar a SeokJin, pedirle su ayuda en esto y, después de disculparme con mis padres y explicarle que solamente había pasado por una crisis emocional por cuestiones de la Universidad, decidí llevar a cabo una barata obra de teatro. Además de todo aquello, la farsa que tenía montada con SeokJin me serviría para distraer a mi madre y así, en el momento indicado, yo volvería sin miedo junto a mi adorable MinMin.

—SooYun, come. Va a enfriarse —ordenó mi madre, buscando seguramente el indicio de algo raro en mí. Pero ella no iba a descubrirme, yo me aseguraría de eso.

Sonreí de forma casi exagerada y asentí, continuando con la comida que no tenía ganas de seguir ingiriendo. Había perdido el apetito en estos días pues, dejar de comer con la persona a la que ya estaba totalmente acostumbrada, no se sentía de la misma forma. Cada día que pasaba me sentía peor. Dejar de ver a YoonGi había sido la parte más dura del plan. Extrañaba cada pequeña cosa de su ser, incluso las que deberían ser raras de extrañar. Deseaba poder verlo y prometerle que mi madre no haría algo para lastimarlo, pero estaría mintiéndole.

—Ya debemos irnos... Es tarde —comenté viendo el reloj de mi celular. Me puse de pie y SeokJin imitó mi acción, realizando una ligera reverencia.

—Gracias por la comida —dijo él. Lo tomé de la mano y me dirigí hacia la puerta principal junto a él, con la mirada expectante de mi madre y mi hermano sobre nosotros.

—Iremos al cine —avisé, sonriendo —. ¡Adiós, no volveré tan tarde!

Suspiré pesadamente una vez que abandonamos mi casa. Me apoyé sobre la pared del pasillo y cerré los ojos mientras procuraba no sentirme peor conmigo misma. Sabía que estaba siendo una completa idiota al tenerle miedo a aquella mujer pero, después de tanto, yo solamente podía esperar lo peor viniendo de ella.

—De verdad quieres convencerla de que estamos juntos —rió suavemente SeokJin. Me incorporé mejor en mi lugar y lo observé en silencio, asintiendo con la cabeza como respuesta. Aún cuando había solicitado su ayuda, no planeaba actuar como si él fuese mi salvador y mejor amigo.

—¡SeokJin! —exclamó una voz a unos metros de nosotros. Volteé en dirección a ésta y, para mi sorpresa, el chico que había visto el día del cumpleaños de YoonGi estaba allí. Corrió hacia nosotros y se acercó con una sonrisa y, luego de verme, una duda en sus oscuros ojos —. Eres tú... —murmuró.

—Ah, sí... Nos conocemos.

—Eres SooYun, la chica que YoonGi mencionó, ¿verdad? —dijo, haciendo que mi corazón se acelerara ante la mínima mención de su nombre. Me acerqué a él y lo miré directamente a los ojos, intentando encontrar mi voz.

ʜɪᴋɪᴋᴏᴍᴏʀɪ ; ᴍʏɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora