Lecciones Obligadas

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¡Hola terrícola!
¿Cómo va eso de vivir?

Quiero que sepas que odio ausentarme, pero estaba concentrada en algo muy serio que quiero compartir con vos, mi amado lector.

No sé si sepas, pero soy hiper fan de la música desde que tengo memoria prácticamente. Mi mamá era cantante, pero de las cantantes que les gustaba cantar de todo, por lo que crecí escuchando rock, salsa, chacareras, zambas, música clásica, pop... no sé, de todo ja, ja.
Esto creó en mí un gusto especial por la música, pero sobre todo por el canto.

Este no es un secreto para nadie que me conozca pero, amo cantar. En serio, cuando canto me siento otra persona, una persona más audaz, más libre. Realmente cantar me produce un gozo tremendo, pero desde que conocí a Jesús, cantar se transformó en un puente directo a su corazón.

Amo escribir, eso es obvio, jaja, pero la música es para mí la mezcla de mis dos cosas favoritas, cantar y escribir. Sí, soy autora también y tal vez algún día cumpla mi sueño de producir mi propia música. Pero esa, es otra historia. 😉😊

Ahora sí, como ya conté antes, el año pasado fue un año muy difícil para mí, no solo económicamente, sino más que nada emocionalmente. Sentía que había fracasado en la vida. Sí, sí, es una estupidez teniendo en cuenta que apenas he vivido la vida mis veintidós años, pero así me sentía. Desganada, sin rumbo ni dirección.

Pero entonces, justo a principio de año Dios me sorprendió eligiendome a mí para su obra, cosa que me sorprendió bastante, pero de lo que estoy muy muy agradecida.
Ah pero no todo acababa ahí.
A principio de enero, envié una solicitud para competir por una beca en un instituto cristiano de música que admiro muchísimo. Es cercano a mi casa y la enseñanza me encantaba.

Lo envié sabiendo que yo no tenía trabajo, y que había una gran posibilidad de que para este mes siga siendo una desempleada. O como dice mi hermano, una Nini, ni trabajo ni estudio. 😂😂😂

Pasaron tres meses, tres largos meses en donde siendo sincera, casi me di por vencida y le dije a Dios que si no era su voluntad, pues entonces me dedicaría a otra cosa mariposa. Entonces, sin esperarlo pero ni un poco, llegó a mi celular un mensaje de este instituto avisandome el día de inscripción para comenzar. Estaba tan sorprendida que casi no me lo creí, entonces después de charlar, acordamos que iría para ver qué pasaba.

Me hicieron una entrevista donde por poco me preguntaban la fecha y la hora del día en que acepté a Jesús en mi corazón, jajaja, o tal vez yo lo veía así por que estaba nerviosa. 🙈😅
La cuestión es que me dijeron en el mismo tono impersonal que todas la agencias de trabajo: cualquier cosa te llamamos.

En serio, odio esa frase, la escuché tantas veces que hasta sé cuándo la persona lo dice de verdad o por compromiso.

Esperé, y esperé, y la espera me desesperaba. Eso fue un martes, el próximo martes comenzaban las clases así que yo supuse que hasta el lunes tendrían tiempo.
Paso el lunes y cuando nada llegó, todo lo que dije fue: si no es tu voluntad Padre, entonces confío que es por algo.

Créeme, no fue nada, pero NADA fácil llegar al punto donde dejé de luchar con mis fuerzas y puse todo en manos de Dios. Costó, pero cuando lo hice pude sentir la tranquilidad de saber que mi vida quedaba por completo en sus manos.

Hasta la fecha, continúo desempleada, y sólo a una loca se le ocurriría solicitar una beca sin saber si podría después asistir. En serio, no sé qué pensaba, jaja, pero al mismo tiempo, ¿qué podía perder?
Nada, pero podía ganar mucho.

Para resumir un poco y ahorrarte mi suplicio, jaja, el martes a las 13:01 pm llegó a mi casilla de mensaje electrónico un mensaje diciendo que había sido seleccionada para la beca completa.
En serio, yo quedé como... wathhhhhhhhh.

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