Siempre fui buena para las palabras. Desde que aprendí a leer y fui atrapada por los maravillosos libros, ame y amo la palabras más que cualquier otra forma de expresión.
¿Te ha pasado alguna vez querer decir algo pero no saber exactamente cómo o d...
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Hoy, me gustaría hacerte algunas preguntas, si te parece bien. 😊
¿Alguna vez te preguntaste por qué?
O mejor dicho, ¿alguna vez te preguntaste por qué a mí?
He notado en estos seis años en el camino de Dios, que las primeras cosas que hace la gente al saber que soy cristiana, es hacer esa gran pregunta.
Bueno, en realidad lo primero que hacen es poner una cara más o menos así, jajajaj. Confusión total.
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Pero siempre se repite el patrón de la eterna pregunta existencial del por qué.
¿Por qué si Dios es tan bueno existe la guerra?
¿Por qué la gente muere de hambre, de enfermedades, de violencia?
Por qué, por qué, ¡por qué!
De hecho, cuando inicié mi verdadera vida, y como dice la canción, decidí seguir a Cristo, lo primero que hice fue cuestionar a Dios. ¿Por qué se llevó a mi madre siendo tan joven, con apenas treinta y seis años, a causa del cáncer? ¿Por qué mis hermanos tuvieron que criarse sin su mamá, por qué yo tuve más tiempo con ella que ellos que la necesitaban aún más? ¿Por qué yo, por qué nosotros?
Fue algo que le pregunté por bastante tiempo hasta que Dios dijo basta. Hasta que me dijo que esas preguntas no llevaban a ningún lado, que solo me torturaba a mí misma. Que a veces, nunca vamos a saber el por qué y que muchas veces, las situaciones no van a tener sentido. Vamos a quedar como el morocho de los memes. Así, con esa cara.
A veces, tendremos la increíble suerte de saber el porqué algo sucede. Mucha otras, vamos a entender recién cuando estemos allá en los cielos, donde el amado Billy Graham se nos adelantó.
Ahora, la cuestión es, ¿es bueno Dios cuando las cosas no salen como queremos, cuando parece que nada tiene sentido y que todo es dolor? Hace poco, vi una prédica de Dante Gebel titulada así: "¿Dios es bueno?". Creo que es algo que todos como seres humanos, no solo como aquellos que profesamos la fe en Cristo, sino todos como personas, deberíamos hacernos esta pregunta.
