La MundanoFobia

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¡Holaaaaaaaaaaaaaaa!
Ke ondaaaaaa x aíííííííííííííííí

¿Por qué escribía así no? XD

¿Te dije ya lo feliz que me pongo cuando escribo en este extraño blog?

¿Qué? ¿Que soy demasiado exagerada?

Bueno está bien, me atrapaste, estoy feliz de que terminó el NaNo y ya no me autoimpongo el estrés de escribir como loca. Entoooooonces, significa que el blog oficialmente está de vuelta, aunque nunca se fue. XD

Seguro que estás un poco confundido por el título, y si no lo estás, confundite un poco che

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Seguro que estás un poco confundido por el título, y si no lo estás, confundite un poco che. Solo un poco.

Bueno ya, hoy les vengo a hablar de un tema que me toca las partes sensibles al enojo de mi delgado ser.
Ya, ya, seguro que ya estás pensando: "uy esta Poly está meta a criticar la pesada, nada le cae bien...", pero vos bancame tantito y después decime si te molesta o no como a mí.

Bancame es sinónimo de esperar. Lo sé, no hay mejores definiciones que las mías.
Llamen a la RAE, hay muchas más perlitas como esa de donde vino.
Ok, no.

Viendo un video del youtuber Andy, del canal Andy Vlog, o Andy Villatoro en Instagram (publicidad gratuita mi gente), recordé este maravilloso tema del que vengo a hablarles hoy.
Y ya sin más preámbulos, empecemos.

Como diría Andy, la Mundanofobia, es una palabra inventada que para resumir es el miedo irracional y sin fundamentos a los llamados "mundanos" o también aquellas personas pecadoras, sin la luz de Cristo, fuera del amor de Dios y por lo tanto, de toda esa gente que se considera "cristiana" sin saber qué significa en realidad serlo.

Y si somos justos, creo que todos pasamos, o al menos la mayoría, por esa etapa un poco nazi donde nos creemos con la potestad de mirar a otros como inferiores o inmerecedores de nuestras santas y puras presencias.
Quiero decir que todos en algún momento (entiéndase todos como una forma de decir), vimos a la gente no cristiana como algo "fuera" de nuestro círculo.

Recuerdo cuando era más joven, bueno tampoco es que sea una anciana —no es que ser anciana esté mal tampoco, sino que todavía soy joven—, cuando era una adolescente, fui a un retiro de artes. Ah que tiempos aquellos, fueron seis días en un predio en medio de la nada, y cuando digo en medio de la nada no es que quedaba a diez cuadras de la civilización, digo de verdad en medio de la nada jajaja.
Esos seis días, en pleno invierno argentino, con las duchas más heladas que recuerde, con la comida más rica y gente de todas las provincias de mi país posible, fueron los seis mejores días de esa época de mi vida. Y es que en ese lugar abrí mi mente y pude conocer un Dios que hasta ese momento no conocía.

Un Dios artista, un Dios que le gusta pintar el cielo de colores, que creó la belleza devastadora de la naturaleza, que nos dio dones y la capacidad divina de crear y mucho más.
Un Dios que no solo se manifiesta en la "música cristiana", sino también en el dia a día; en la escultura, en el dibujo, en historietas, en la escritura, en la poesía, en la danza y en todo lo que el ser humano crea.

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