Más Que Tristeza.

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¡Qué onda mis bellos guerreros!
¿Cómo está la comunidad más linda del planeta?

¿A que no esperaban que cumpla y actualice el domingo no?

Como ven, cumplí mi palabra y acá estoy, lista para tocar otro tema. En el día de hoy en mi país, se vota a los candidatos que podrían llegar a ser presidentes para cuando termine el tiempo del presiente actual. Más allá de cualquier opinión, soy agradecida porque a pesar de todo tenemos la bendición de ser un país libre, donde cada ciudadano puede elegir quién quiere que lo gobierne.
Y no, esto no tiene nada que ver con el tema de hoy, jaja, pero quería celebrarlo junto a ustedes. 😊😁

Ahora sí, sin más noticias que dar por hoy, comencemos con lo que nos compete.

Quiero preguntarte, ¿te has sentido triste alguna vez?
¿Alguna vez sentiste que tu vida cae poco a poco en un oscuro pozo incierto?
¿Te ha costado levantarte de la cama por las mañanas, al no encontrar nada positivo por lo que luchar?
¿Te has sentido derrotado, triste y sin consuelo?
¿Alguna vez sentiste esa soledad que parece tragarte el alma aún rodeada de gente?

Si las respuestas a estas cuestiones son afirmativas, entonces me vas a entender cuando digo que hay una enfermedad del alma que es más que tristeza, es más que un sentimiento de desesperanza, más que sentirse mal de vez en cuando; y es algo de lo que siento que puedo hablar con autoridad porque yo misma lo viví.
Así es, mi querido lector, hoy hablaremos de la depresión.

Hoy en día, en los diferentes medios se ven varias fases de la depresión. Me indigna cuando veo que lo tratan como algo tonto y hasta casi normal, como si fuera algo común sufrirlo.

Pues no lo es, no es común, no esta bien y no es normal.

Tan vez te preguntes por qué hablo de la depresión, sin ninguna aparente razón, y ya te iré a ese punto.

Hace unos días, recordé un suceso muy importante en mi vida. El día que fui libre.
Y no me refiero al día que fui libre y acepté a Cristo en mi vida y dejé de ser huérfana para pasar a ser parte de la familia de Dios, no, no hablo de eso.

Hablo del día que fui libre de la cárcel de la depresión.
Así es mi querido lector, yo sufrí depresión por más de dos años.

Cuando lo recuerdo, me parece increíble. Parece una especie de milagro el que haya sobrevivido, y quiero creer que en parte lo es.

Hace unos días, recordé cuándo fue, el momento y hasta el cómo. Ya llegaré a eso.
Primero, si me permitís, quiero contarte un poco sobre ese tiempo.

Si lees este blog desde el inicio (si no, no te preocupes, igual te amo😘😉), sabés que me gusta hablar de algo que yo sé y no porque sí. Como también saben que soy una persona honesta, que siempre les contará la verdad por más dura que sea.
Y esa palabra es muy precisa para lo que pase en ese tiempo, fue realmente duro.

Quiero creer, que si algún día alguien no creyente lee esto, podrá encontrar un poco de esperanza o una luz al final del túnel si esta pasando una situación difícil o lo mismo que pasé yo. Si sos esa persona, dejame decirte que no estás solo, no lo estás, creeme, la voz que te dice que no hay nadie a quien le importes o que este con vos no es real. No la escuches.

También quiero decirte algo que tal vez te resulte difícil de creer, y es una de las razones por las que empecé este blog, para romper con los estereotipos y los malos entendidos que hay cerca del cristianismo.
Acá va, yo ya era cristiana en el tiempo que sufrí depresión.

Así como lo lees. No existen fórmulas mágicas, no hechizos rápidos.
Tan solo Dios y yo sabemos todo lo que sufrí en ese tiempo.

Primero que nada, desmintamos un poco los mitos sobre la depresión, porque siento como si no se lo tomara en serio.
Como el título dice, es más que sentirse triste, es más que levantarse un día de mal humor o que todo te irrite.
La depresión es un estado caótico y desesperante en donde tu propia mente te juega bromas, te subyuga y te ata a un círculo vicioso de dolor en donde nunca vas a ganar.

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