"Sangre"

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Todo había terminado.

No había mas llamadas a las 9:45.
No iba a ir directo a la esquina de la escuela para poder verlo.
No iba a volver a verlo...
Pero todo principio tiene un fin.

Aunque este vuelve a tener un principio.

Lo unico que, despues de unas semanas sin vernos, aún nos mantenía juntos.
Nuestro hijo.

No podía dejar de pensar en cuanto lo amaba, pero tampoco en cuan hondo habia caido.
No podía dejar de pensar en tener una familia con el, pero tampoco en si Melissa tambien podría quedar embarazada.
Tampoco podía dejar de soñarlo...

-¿Café para la señorita?- preguntó el mozo.
-Si, por favor- respondí.
-¿Y para el caballero?- preguntó una vez mas.
-Lo mismo- sonrió y el mozo se fue.
-¿Sabias que toco el piano?- dijo repentinamente.
-¿De verdad?- pregunté mientras reía.
-¿De qué te ries? Soy muy bueno tocando el piano- rió conmigo y derrepente se quedó en silencio.
-Eres hermosa cuando ries, Dominique- la sangre subió a mis mejillas en medio segundo. Sonreí y miré mis manos.
Era la primera vez que me decía algo asi...

No podía dejar de tener flashbacks... Lo peor era que cualquier cosa lo relacionaba con el.

-¡Pero ya llevamos bastante tiempo saliendo!- dijo Liam una mañana. Y aunque realmente nisiquiera estaba oyendo lo que contaba, esa frase se grabó en mi cabeza...

-Me siento una completa adulta- reí bajito. Estabamos rodeados de gente bien vestida.
Tenía mis manos en su cuello y el dejó las suyas en mi cintura, mientras bailabamos despacio.
-Eres una adulta- dijo, remarcando "eres"
Una vez mas, bajé mi cabeza con una sonrisa en la cara.
-Dom, ya llevamos mucho tiempo saliendo, no puede ser que aún te sonrojes cuando te digo la verdad- susurró, e inconscientemente lo apegué un poco a mi.
Estaba avergonzada, sobre todo por la situación, pero era comprensible...

O cuando la manada reía sobre algo, me recordaba a cuando yo reía con el.

-¿Cómo me tienes agendada en tu celular?- pregunté de la nada.
La brisa pegaba contra nosotros con gran suavidad. Estaba sentada a su lado, ambos tomabamos un café.
Pienso "amamos el café".
-Tia Minique- dijo, y tomó un largo sorbo de la bebida caliente.
Empecé a reir sin parar.
-Ya basta, tengo que cuidarnos- habló entre risas.
Me rió como una hiena, y me estaba riendo muchisimo. Lo que causaba su risa.
-¿En serio? ¿Tia Minique?- dije como pude, para volver a reir.
-Callate o voy a besarte- reí y lo miré.
-Nunca nos besamos- comenté, aún mirandolo.
Tomó mi mejilla y la acarició.
-Lo sé- dijo, y me besó...
Me besó tan tranquilo...

¡ESPERA, ESPERA!

Ese recuerdo es falso... Peter no es un amante del cafe, ni yo me rio como una hiena, ni me tiene agendada como "Tia Minique" y ¡Vamos! Nunca nos habíamos besado hasta que fui a su casa por primera vez.

¿Qué me está pasando?

-¡DOMINIQUE!- Alguien me gritó y desperté de aquel trance que parecía eterno.
Me agité un poco y abrí los ojos depacio.

Scott estaba enfrente mío.
-¿Qué encontraste?-pregunté como pude.

Miró a los demas y me miró a mi.
Suspiró y habló.
-Nada, Dom. No encontré nada- dijo, me levanté con cuidado, pero un poco apresurada.
-¿Nada?- dije, y se me llenaron los ojos de lagrimas.

Me averguenza contar esto, pero sentí que me estaba orinando encima.
Miré hacia mis piernas con miedo, pero no era orina.

Era sangre.

Mucha sangre.

OMEGA  • Peter Hale •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora