"Diario"

2.2K 154 0
                                    

Me desperté y Peter no estaba.
¿Este idiota se habrá creido que Malia volvía hoy o realmente volvió?
Me puse mi ropa interior y vi la camiseta blanca de Peter... Parece que seguía aqui.
Me la puse por encima, hacía un poco de frio.
Apagué mi despertador y salí de la habitación.

Un aroma a café y tostadas se apoderó de mis fosas nasales.
-Buenos dias- me saludó un sonriente Peter.
-Buenos dias, papi- dije riendo, el tambien rió y rodó los ojos.
-¿A que hora te despertaste?- pregunté, mientras ponía mis brazos sobre la mesa y apoyaba la cabeza en ellos.
-Hace... ¿Una hora?- dijo, haciendo una mueca confusa y encojiendose de hombros.
-¡¿Una hora?! Estas loco... Aunque yo estoy mas loca porque no sé por qué tengo puesta la alarma a esta hora UN SABADO- espeté.
Peter rió y puso las tostadas en la mesa.

-Gracias... Por el desayuno y, bueno, anoche- dije, y tomé rapidamente un sorbo de café, antes de que mis mejillas se tornen rojas como la nariz de un payaso.
Peter volvió a reir y me tomó la mano.
-No tienes por qué agradecerme, yo tambien lo disfrute. No te estoy haciendo un favor al hacer el desayuno o el que hagamos el amor... No espero nada a cambio, Dominique- dijo, y se me puso la piel de pollo.
"Hacer el amor". Hay una gran diferencia entre tener sexo y hacer el amor... Y nosotros habiamos hecho el amor.
Sonrió al tocar mi piel, mi piel seguía como la de un pollo.
-Yo tambien lo disfrute... ¡Perdí el control!- dije riendo un poco, mientras tomaba una tostada.
-Si, pero te controlaste al segundo... Eres muy buena en eso- comentó, hablando como un completo adulto.
-Costó trabajo- hablé con la boca llena, pero no pasaba nada, Peter solo sonreía... Era una mañana espectacular.
-Creo que podría vivir contigo- dije, con una mueca pensativa.
Peter se paró a sacar las ultimas tostadas y rió.
-Lo sé, soy el mejor- dijo, lo que causó mi risa.

Terminamos de desayunar y me fui a duchar, por suerte, Peter no entró conmigo ni hizo alguna alución a hacerlo... Realmente, no sé si estaba lista para un segundo round. Estaba bastante cansada, tenía sueño. Aunque no significa que no la haya pasado bien...
Salí envuelta en una toalla y fui a mi habitación, me puse ropa interior y mi piyama, que basicamente era ropa vieja. Un short y una remera.

Fuí al comedor y Peter leía el diario.
-Aca no traen el diario... ¿Fuiste a comprarlo?- pregunté, y el asintió mientras seguía leyendo.
-Aveces creo que realmente eres un viejo- bromeé, mientras me sentaba encima de él en el sillón.
Rió y negó con la cabeza.
Tomé el diario desde la parte derecha, y el lo sostenía de la izquierda. No lo hice con intención de que Peter deje el diario para acariciarme, pero el lo hizo. Y no me molesto.

Acariciaba mis muslos de aquí para alla, mientras yo fingía leer tambien, aunque se me estaba acelerando el corazón y no podía calmarlo.
Cada vez me acariciaba mas arriba, hasta llegar a mi short, y asi sucesivamente.
Llegó al lugar al que realmente quería llegar, pero no se desespero, simplemente seguía acariciandome con un dedo.

Tocaba el centro de mi short, subiendo y bajando tranquilamente.
Pero mi corazón se aceleraba mas. Tiré mi cabeza hacia atras, con mi nuca en su hombro, y la giré hacia su cara.
Sonreía. Le encantaba que yo la pasara bien.
Le encantaba que él provocara eso en mi.

-No te detengas- susurré en su oido.
Dejó de lado las caricias y fue directo al grano. Lamió sus dedos y metió su mano en mi short, tocandome directamente a mi. Piel contra piel.

Seguía con la misma tranquilidad, simplemente acariciandome el clitoris.
Me estaba agitando, pero no separaba mi boca de su oreja. Quería que sienta, que sepa que me estaba haciendo sentir mas que bien.

Se atrevió a introducir un dedo en mi, lo que me hizo arrugar el diario que todavía estaba sosteniendo.
Sacó su mano y la llevó a mi boca, donde lamí sus dedos y volvió a entrar en mi.

-Peter...- susurré, y mordí mis labios automaticamente.
Adoraba que diga su nombre, lo sabía. O que lo mire, o que lo llame "papi". Y nunca hizo falta que me lo diga... Solo lo supe.

Introdució dos dedos en mi, y mi cuerpo reaccionó obligandome a abrir mas las piernas.

Sonrió una vez mas y empezó a acelerar... Sus dedos ya no me hacian caricias al entrar y salir de mi. Ahora me hacían querer mas.

OMEGA  • Peter Hale •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora