Me desperté en mitad de la noche, por la ventana se veía la luna... Cuarto menguante.
Estaba con mi cabeza apoyada en el pecho de Peter, el tenía su barbilla apoyada en mi frente y con sus brazos sosteniendo mis piernas en los brazos del sillón.
Me quería ir...
No había nadie mas que nosotros en la habitación.Me moví un poco, y al instante se aferró mas a mi.
-¿Qué pasa?- preguntó dormido.
-Voy al baño, tranquilo- hablé, mientras me liberaba de sus brazos
-¿Te acompaño?- preguntó una vez mas.Hizo un movimiento alusivo a levantarse para acompañarme, pero simplemente le di un beso en los labios.
-Sigue durmiendo, ya vuelvo- susurré.
Asintió y se acomodó.Tenía puesta una bata horrible, pero de todas formas quería escapar.
No importa a donde, nisiquiera tenía sentido que salga corriendo sin razón.
Pero pasando entre la camilla y una columna, me di cuenta del vacio de mi estomago, y ahi sí me di cuenta que...Quería salir corriendo.
Abrí la ventana y salí.
Me pareció raro... Peter siempre estuvo muy atento a los aromas y a los movimientos hasta cuando dormia, pero esta vez no se percató de ninguno.
Camine unos metros, hasta encontrar un lugar oscuro.
Me arranque la bata, ya que me estaba desesperando el no poder sacarmela, y suspiré.
Me relajé, mis musculos tambien lo hicieron... Y en cuanto abrí los ojos, veía en la oscuridad sin ningun problema.Avancé un poco, con tranquilidad. Si, era muy raro ver un coyote solitario y en falta de luna llena, pero muy poca gente se da cuenta de ello.
Comencé a acelerar mis pasos, los hacía rapidos... Y corrí.
En un santiamén estaba sumergida en el bosque, corriendo sin dirección, con una tristeza que abarcaba mi pecho entero, con ganas de llorar, de gritar, de...
AULLAR.Aullé como nunca en mi vida, dirigí mi cabeza hacia el cielo sin ver ni una estrella, nada mas que hojas.
Excepto el sonido.El sonido de hojas siendo pisadas.
Me giré con rapidez y una linterna estaba apuntandome con inquietud.
Gruñí.Gruñí y retrocedi, dispuesta a salir corriendo una vez mas.
-¿Dominique?- La linterna se apagó y pude ver la cara del que alguna vez habia sido mi milagro.
Chris Argent.
Dejé de gruñir, mi hocico apuntaba a los ojos de Argent, prestandole atención.
-¿Qué haces aquí? Creí que estabas...- se agachó a mi altura y suspiró.
-Te escapaste, ¿Verdad?- susurró, y levantó lentamente su mano derecha.
La deposito con suavidad en mi cabeza y me dio un beso alli.
-Lamento tanto lo que pasó, Dominique- habló, y retrocedí. Lo que hizo que se asustara un poco.
-Lo... Lo siento-habló, y se levantó.
Me giré para irme una vez mas, pero lo vi de reojo.-Ve, Dom...- dijo, y suspiré pesado, para mirar al frente y volver a correr a lo que restaba del bosque.
Mi mente no dejaba de hablar, apretaba mis dientes, haciendome daño con los caninos, esperando que mis pensamientos se callasen.
Pero no podía.Tampoco quería llorar como coyote, o atraería a todos los animales que se me ocurrieran.
Aunque, ahora que lo pienso, me da igual.
Me eché en un arbol, apoyando mi lomo allí.Mi pequeño cuerpo de animal subía y bajaba con velocidad, con grandes chillidos de dolor.
Y los chillidos se convertían en un llanto.
Y ya no era un coyote.
Pero tampoco era una persona.
Era "algo".
Y quería dejar de existir.
Y quería llorar toda la noche...
Solo eso...
Vaciar mi alma. Solo vaciarla...
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OMEGA • Peter Hale •
LobisomemPuede que sea un ingenuo. Puede que esté ciego, pensando que puedo ver a través de esto, o ver lo que hay detrás. No tengo manera de demostrarlo, así que, tal vez ,esté ciego. Pero solo soy humano, después de todo. -Esta historia se basa en la seri...