OMEGA • Peter Hale •

"¿Estas comoda?"

-¿Qué pelicula es?- pregunté
-No tengo idea, puse la primera que encontré- dijo, sonrió y estiro su brazo detras de mi.

La pelicula estaba por los primeros creditos, y cuando su titulo apareció, me acerque a el, apoyando mi cabeza en su hombro y el acomodo su mano en mi brazo, acariciandome.

-Oye, ¿y el helado?-pregunté, sentandome bien y mirandolo.
Pausó la pelicula y contestó.
-En la cocina. Te espero- sonrió y lo imité.
Fui a la cocina y busqué las cazuelas para poner el helado.
Estaban en un estante al que no alcanzaba.

Peter apoyo todo su cuerpo contra el mio, pasando su mano por mi brazo elevado, y tomó mi mano.
Me dió una vuelta y apretó mi cintura, aún apoyando todo su cuerpo contra el mio.
Miró mis labios y mis ojos.

Mi corazón iba a mil por hora, deseaba besarlo, y quería hacerlo ahora.
Tome su cara con mis manos y pegue mis labios con los suyos.
Miles de cosas explotaban dentro de mi, como si hubiese estado en una carrera infinita, donde por fín pude llegar a la meta y miles de papelitos volaban por doquier.

Cerré mis ojos y me dejé llevar.
Peter tomó mis piernas y me subió a la mesada de la cocina, donde podiamos besarnos mejor, ya que él era un poco mas alto que yo.
Nos besabamos despacio, pero se notaba nuestra desesperación de mas.

Baje mis manos por todo su cuerpo, hasta el final de su camiseta, y la estire para sacarsela.
Dejó de besarme y me miró.

-¿Estas comoda?- creo que se confundió y quiso decir "segura", pero su corazón latía a la par del mio, e ambos iban muy rapido.
Asentí rapidamente, quería mas. Quería que me besara.
-Dilo- quería estar seguro de que no era calentura del momento, se pusó serio, pero de todas formas el tambien quería mas, porque estaba agitadisimo.
-Si, Peter- susurré.
Sonrió. Se quitó la camiseta y me sacó la mia.

Ambos reímos bajito, como si fueramos dos niños experimentando cosas de adultos, y no queríamos ser encontrados.

Volvimos a besarnos, tomó mis piernas una vez mas, y salimos de la cocina.
Se sentó en el sillón, y yo seguía encima de el.
Bajó sus manos de mi cintura a mi trasero, y lo acariciaba haciendo circulos. Reí entre besos.

Tomó mi espalda y me fue recostando poco a poco sobre el sillon, quedando el encima mio y dandome besos en el cuello, mientras yo tironeaba de su pelo.
Era inevitable hacerlo, ademas de que a el no le molestaba en lo absoluto.

Pusó sus brazos a los costados de mis costillas y me miró.
-¿Quieres hacerlo? ¿Estas segura?- preguntó.
Su pecho subia y bajaba con velocidad.
Mordí mi labio y baje mi mano hasta su pantalón, que se encontraba con un organo bastante presionado contra este.

Lo acaricié por fuera y ví como cerraba sus ojos lentamente.
Me acerqué a su oido y susurré.

-Si, papi- sonrió e iba a volver a besarme, cuando una alarma sonó.
-¿Qué es eso?- pregunté asustada.

-Estan entrando a la casa, escondete- dijo agitado, pero no por el placer, por temor.