•CAPÍTULO 6: Deja' vu

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Una vez en en la camioneta de mi tío, que pedí prestada (Porque ni loco pensaba caminar) paseamos un rato antes de llegar a la heladería que Michael me mostró. Una llamaba; Yogur Frozen, y esperé no ver carteles de la película de Disney por todo el lugar.

El lugar era pequeño pero cómodo, con mesas de cristal giratorias cuya finalidad era obvia (probar lo que tu compañero estaba comiendo), y cuya vista te permitía apreciar el acogedor exterior compuesto por un estacionamiento, la avenida y dos botes de basura abiertos.

Perfecto para Selfies.

Puedo imaginar a las parejas todas cursis disfrutando de un helado aquí, mientras se toman fotos frente al cristal con el bote de basura abierto, y con suerte, un indigente saludando desde atrás.

¡Ja, eso sería divertido de ver!

—¿De qué te ríes?—me pregunta mi amigo mientras observamos los postres en la vitrina.
Niego aún sonriendo —Nada, solo estaba pensando cosas.

—Viniendo de ti, prefiero no indagar. No quiero comenzar a reírme aquí mismo como un idiota.

—Eso es casi un alago.

—Casi.

Le pido a la chica que atiende una rebana de pastel de pudin de chocolate y un helado de coco con mantecado. Veo a Michael que parece indeciso y le doy una palmada suave en la espalda—Vamos, pide lo que quieras, antes de que anochesca. Porque de seguro amanecemos mientras espero que termines de comer.

Él me da una mirada entornada y río. La chica que nos atiende sonríe y comenta— Que lindos ¿Son pareja, cierto?

Me quedo frío de golpe.

Eso, definitivamente no me lo esperaba. Y yo que estaba apunto de pedirle el número. Pero no nena, la habéis jodido conmigo.

¿Me vio cara de gay?

Giro lentamente hacia mi compañero que también parece no saber que decir.

—¿Por qué pensaste eso?—pregunto indignado—No, no somos gays. Oye—le hablo a Michael—Di algo men. Esto es incomodo.

—Eh, no, no somos pareja.

La vergüenza comienza a teñir el rostro de la muchacha cuando agrega —Ay dios mio, lo lamento. Es solo que se veían tan tiernos que creí... me disculpo, no quise ofenderlos.

—Esta bien, da igual—dice mi amigo—No se preocupe. Por cierto, quiero el pastel de limón, y el helado de chicle y fresa crema.

—¿Cómo qué da igual?—miro a mi amigo mientras la chica rápidamente se encarga de la orden. Él deja caer los hombros sin darle importancia y niego—Increíble...—cuando la chica regresa le pregunto lo que no deja de molestarme mientras me señalo a mí mismo—Disculpa, solo por curiosidad ¿Parezco gay?

Ella me mira de arriba a bajo.

—No sabría decirte.

—¿Disculpa?—abro los ojos sin poder creer lo que oyen mis oídos—No soy afeminado ni nada. No entiendo por qué...

—Oye—me interrumpe Michael y parece ligeramente irritado — No, no paredes gay. Idiota tal vez, pero no gay. Al menos no, lo que tú crees que es un homosexual. Tengo amigos así, y creerme que jamás te cruzaría por la mente su sexualidad. No sabía que eras homofóbico...

Por Siempre, Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora