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Brandon

A sido un día sumamente agotar dado los curiosos estados de clima de esta zona. El sol sale y se esconde cada tres minutos, al parecer. En un momento hay frío y pareciera que Zeus tuviese una batalla contra Thor en el cielo. Y de pronto la luz vuelve y se te quema la cara. Es estresante. Sin contar las lluvias repentinas.

Pero a sido divertido, realmente. Visitamos los pocos lugares que hay y a los familiares de Michael, que parecían asombrados cuando nos vieron y noté con algo de vergüenza como me detallaban, y los a otros, en especial cuando Bernaldo se presentó como su novio (Si amigo, lo hizo, así sin más). La cara de mi mejor amigo fue un show, pero el oportunista de mi primo con su sonrisa y modales se ganó a la familia de Michael con rapidez. Estaban encantados con él. Y para colmo, nos preguntaron si Tyler y yo éramos otra pareja.

Jamás, me sentí tan agredido por una pregunta.

Ambos nos miramos con asco por un momento antes de espetar un feroz «¡NO!»

Les aclaré que yo era Heterosexual y una pequeña sonrisa se deslizó en los labios de un par de primas de Mich que estaban abusando sexualmente de mí con sus miradas, casi me sentía violado.

Es mi maldición, y no se puede hacer nada.

Recorrimos todo el pueblo-ciudad y pude apreciar las instituciones en donde mi amigo había cursado grados. Al igual, las pequeñas comunidades y otros lugares. Todos parecían muy sorprendidos de verlo nuevamente y resaltaban lo mucho que había cambiado, y luego fue él quién se lució presentando a su novio rubio extranjero... y Tyler se mantenía alejado de mí para evitar las posibles y desagradables confusiones.

Por mí, perfecto.

Luego de la odisea nos quedamos donde mi tía Clairet y allí disfrutamos de una tarde agradable comiendo galletas, sentados en las escaleras que ascendían a la platabanda con vista al frondoso jardín. Jugamos Xbox y vimos un par de películas. Noté que mi primo no parecía muy emocionado dado que él habitúa divertirse de otras formas: jugar tenis, hacer ciclismo, visitar el teatro, ver los juegos de béisbol, y trabajar con su padre. No era un chico de videojuegos y películas.

Lo lamento Michael, no creo que él sea el indicado para ti.

Mi amigo había hablado por llamada con su padre y quedaron en encontrarse en el cementerio al día siguiente. El día de los muertos.

En la noche, Michael y yo hicimos un pastel de piña. Ya antes habíamos cocinado juntos y nos complementabamos bien pues él parecía percatarse de pequeños detalles que yo no veía, aunque suene insólito, pues en la cocina soy el rey. Humildemente.

Curiosamente, cuando salíamos a comprar unos refrescos a esos e las 7:00 pm y entramos a un panadería, nos topamos con un sujeto alto de piel canela con voz gruesa y una sospechosa forma de hablar. Fue cuando Michael le saludo, claramente por educación, y éste dijo su nombre «Larsen», y allí recordé lo que me había contado con anterioridad del espécimen.

Entorne los ojos y lo miré fríamente sin desviar la mirada.

Y Tyler, al reconocerlo, hizo lo mismo.

Pero entonces, el segundo le paso su celular a mi primo y este leyó algo en él.

No se exactamente que, pero por la forma en que su cara se tornó seria me di una idea. Tyler le había informado quién era aquel individuo de sonrisa tonta y extravagante forma de hablar.

Ahora parecíamos tres guardaespaldas mirándolo sin inmutarnos y por supuesto, el chico estaba claramente incómodo.

Nuestro esfuerzo había valido la pena.

Lo más gracioso e inesperado ocurrió cuando nos despedimos y Bernaldo rodeó a Michael por el cuello con el brazo y le plantó un prolongado beso en los labios que fue incómodo de ver.

Había olvidado lo celoso y posesivo que Bernaldo podía ser cuando gustaba de un chico.
En aquellos días vaya que era insoportable...

Al menos lo pasamos bien y ahora, mientras Tyler mira tv junto a mi tío Carlos y Bernaldo se ducha en su recámara, dispongo de un tiempo a solas con Michael, y esto me recuerda a aquel día cuando discutimos y él vino aquí, luego lo alcancé y me disculpé. Estuvimos en este lugar hablando y apreciando el brillo tenue de la ciudad entre una brisa fría. Sí, se siente igual que aquella vez.

Casi parecía, que la misma brisa fría y fresca nos arropaba. Y respiré profundo, atrapando en ella una fragancia de mar azul, suave y serena. Y comprendí de inmediato por su familiaridad, que era el perfume de Michael.

De alguna forma, habíamos retrocedido en el tiempo.

A aquellos días, cuando apenas nos conocimos.

Pero ahora, más recuerdos nos unían. Y aquel brazalete que aun cuelga de su muñeca, representaba las virtudes que nos unían.

El amor de la familia. Y el cariño, de los verdaderos amigos.

Por Siempre, Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora