•CAPÍTULO 11: La fiesta

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Caminando torpemente mientras con un puño me restrego el ojo izquierdo, llego hasta la sala preguntándome en dónde se habrá metido Michael. Cuando me desperté, él ya no estaba.

Junto las cejas al encontrarlo en el sofá arreglando lo que parecen maletas.

Confundido e intrigado me acerco y él se percata de mi presencia algo tarde a lo que retrocede algo asustado.

—Dios mío, no te había visto—dice respirando con fuerza. Levantó una ceja hacia él.

—Como soy tan difícil de ver... Oye, y ¿qué se supone qué es eso?—señalo las maletas.

—Son dos maletas.

—No me digas. ¿Estás terminando conmigo?—Pregunto con seriedad pero una sonrisa comienza ha curvarse en mis labios—pensé qué me amabas.

Michael sonríe y niega—Sigue así...

Como me gusta hacerlo reír. Siento que con cada expresión alegre en su rostro yo también me lleno de ánimo. Nunca pensé que se podía querer de esta forma a alguien que no fuera mi familia.

Acercándome por su espalda lo rodeo en un abrazo —No me dejes Mich, esa perra no va a amarte como te amo yo. ¿Es por mi cabello verdad? Prometo no usar el enjuague que te da alergias y te hace salir pepas en el...

—¡Ya!—me corta mi amigo riendo.—Te pasas.

Cuando nos quedamos en silencio y lo veo sentarse, con una mano en su hombro le pregunto el porqué de las maletas. Pero él se niega a responder. Entonces comienzo a llenarme de curiosidad... y rabia.

Continúo insistiendo por varios minutos pero no, no me dirá nada. Desayunamos y antes de regresar a su habitación le recuerdo a Michael algo que habían olvidado.

—Por cierto, hoy en la noche me reuniré con mis amigos de la preparatoria. Y me gustaría que fueras, si no te importa. Quedamos en salir hoy y el próximo sábado, pero como se que estarás ocupado con Tyler te invito a ir esta noche. Si te apetece..

Esperando un "Vete a la mierda" o "Diles que un perro me llevó en la boca" mi amigo me sorprende con un "Ok" simple y sin emociones antes de cerrar su habitación casi en mi cara. Parecía casi molesto... y triste.

Medito por unos minutos sentando en el sofá. Michael tiene sus cosas, como esos momentos en que no quiere hablar y me pide que lo deje tranquilo, y también aquellos días en que desaparece por completo y no sé de él hasta el día siguiente, y luego están esas ocasiones en que sus ojos se humeden y se queda en silencio sin motivo aparente. Lo he visto hacer eso varias veces cuando paseamos y disfrutamos de alguna cena familiar. Y no es la única cosa extraña que le he visto hacer... como esos curiosos hábitos de revisar dos veces las cerraduras y las fechas... a veces, no soporto sentir que no confía en mí.

Necesito saber qué tanto sé de él. Y si me ve realmente como su mejor amigo.

Porque para mi, Alexon es un hermano más. Es mi familia y me duele pensar que quizás en todo este tiempo, confíe más en otros que en mí. Y con eso me refiero exclusivamente a Tyler.

El día trascurre de forma usual. Nada nuevo. Metido en mis redes y cocinando en casa. Cuando llegan las cinco de la tarde voy al gimnasio y Michael no aparece. En cambio, me encuentro con Tyler que usa las mancuernas acostado en la corchoneta de la maquina. Lo dejo terminal y una vez lo hace nos saludamos con un apretón de mano.

—¿Cómo te va Godzilla?

—Mm...¿Mich también te contó como nos conocimos?

—Pues si.

Por Siempre, Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora