CAPÍTULO 20

1.1K 105 35
                                    

[SEGUNDA PARTE]
Verdades

« 31 de diciembre, 2019 »

A lo lejos podía oírse claramente el retumbar de los fuegos artificiales que bramaban con vítores la bienvenida del nuevo año. Un sin fin de luces estallaban en lo alto de Madrid.

Las familias se abrazamos y besaban con cariño. Uno reían, otros lloraban.

Pero no muy lejos, en un barcón elegante en lo alto de una preciosa casa de dos niveles, se podía avistar, si se prestaba atención, a dos chicos en silencio, contemplándose mutuamente. Uno alto y otro más bajo con el brazo del primero rodeando su torso.

Se observaban, pues aquella charla los había llevado de alguna forma a ese instante en que el tiempo parecía haberse detenido. Y sus ojos reflejaban la imagen del otro con extraña armonía y claridad.

El grande le miraba, fascinado por la inocencia de sus ojos oscuros, recordando con curiosidad lo que había ocurrido entre ellos aquél día de excursión cuándo se encontraban solos.

Lucía pequeño y dulce, aunque a su vez sentía que era la mirada de un ángel fuerte y admirable oculto tras la timidez. Lo conocía, había visto él mismo todas sus facetas.

No había ruido rodeándolos.

Ni gente celebrando.

Mucho menos un mundo sosteniéndolos.

Solo estaba ese chico, su amigo, a su lado, rodeado por su brazo. Ese chico que fervientemente le amaba, aunque afirmara haberlo superado. Podía verlo en sus ojos. Un sentimiento único y cálido que solo reflejaba a su lado. Una mirada que reflejaban los latidos rápidos de su propio corazón.

Apretó suavemente su hombro trayéndolo más cerca. El pequeño estaba nervioso y no parecía comprender sus intenciones. Y simplemente, se negaba a creerlo.

Ni él mismo lo comprendía. No conocía aquella extraña y magnética sensación, y mucho menos, sabía como ir en contra.

¿Cómo escapar de aquel mar dulce y profundo en el que de pronto sentía que se hundía, mientras nadaba hacia lo profundo?

Él, bajo su rostro. Tragó saliva y su labio inferior temblaba. Pero no sabia por qué.

Cuando sus narices se rozaron, ambos entendían que aún quedaba una oportunidad de dar vuelta.

Pero ninguno de los dos retrocedió.

Fue el joven más grande quién atrapó los labios de su amigo entre los suyos. Y en contra de todo lo vivido, su corazón suspiro un temblor que le hizo respirar profundo, atrapando aquél aroma suave y fresco que le recordaba al mar azul.

Y el pequeño le correspondió.

Cuando el último fuego artificial iluminó el cielo, ellos aún se besaban; lenta y tan delicadamente que casi parecía imaginario.

Pero no era un sueño.

Habían cruzado una línea.

Habían descubierto...

Su propio mundo aparte.

Un nuevo sentimiento,

Con calor de fuego y hielo.

*****

Brandon

« 27 días antes »

Por Siempre, Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora