CAPÍTULO 22: El viaje

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Michael

No sabía exactamente cómo habíamos llegado de estar jugando Residen Evil en la Xbox, a ir en una camioneta a 90 Km/Hr rumbo a la reserva natural La Pedriza. La vida nunca dejaba de sorprenderme, y yo no podía estar más feliz.

El 18 de diciembre a eso de las 5:30 de la tarde, Brandon y yo habíamos encontrado el sitio perfecto para nuestro proyecto de inversión. Se trataba de un espacio amplio donde antes parecía haber funcionado una tienda de ropa pues aún quedaban algunos maniquíes rotos y cajas regadas en las esquinas. Tenía dos pisos y el frente del primer nivel estaba cubierto de cristal. El local estaba desalojado y viejo, con algunas filtraciones y malos cableados. Habría que remodelarlo pero el tamaño y forma eran perfecto para los planos que había dibujado hace mucho. Por supuesto, estaba en venta porque el dueño quería irse y no tenía ánimos de alquilarlo. Solo ameritaba deshacerse de el y largarse a Alemania con su esposa.

El precio era bastante aceptable tomando en cuanta el espacio y juntos habíamos pagado la primera parte sin problemas, quedándo en nuestros ahorros casi lo necesario para pagar la segunda y última. Teníamos que juntar lo demás pronto, pero al menos ya todo estaba en movimiento. Además, luego vendría la remodelación y las maquinas. Pero en fin, íbamos paso a paso.

Debía terminar mi próximo libro pero no podía fiarme del tiempo. Al menos las ganancias por ventas del último seguían llegando. Brandon me había hecho la propuesta de vender su moto a lo que yo le respondí:

-Ni se te ocurra. Yo no pienso ir de allá para acá a pie.

-A ti te gusta caminar -añadio él riendo. Su camisa blanca resplandecía con el sol mientras íbamos camino a comprar unos churros. Un dulce que ambos amábamos.

-Bueno si, pero... como decía el señor de la propaganda de seguros " Es mejor tener una Ducati y no necesitarla, que necesitarla y no tenerla".

Brandon solto una risa ronca mostrando su dientes perfectos que brillaban casi como su camisa -Llegué a ver esa propaganda y juraría que no decía así.

-Yo me acuerdo que así decía-dije sonriendo -Oh mira, aquéllos churros tienen arequipe. Aya voy mis amores.

Brandon seguía riendose de mí mientras me seguía y le oí decir -Eres un caso perdido.
Con cuatro bolsas extra grande de churros y un negocio casi cerrado, Brandon arrancó la moto y en un par de minutos estábamos de vuelta en el departamento.

Como era sábado y ambos teníamos el día libre, nos sentamos en el sofá a ver una película en Netflix: Venom. Y así terminamos de comer nuestras bolsas de churros. Acto seguido cuando la película culminó, tomamos los controles y nos enfrascamos en Tekken y Mortal Kombat. Fue a eso de las 7:40 pm cuando cambiamos a Residen Evil y juntos comenzamos a pasar el modo historia. Y cada vez que le tocaba a mí, Brandon no dejaba de explicar cosas como ¡Dobla a la esquina que por el otro lado vienen! ¡Por ahí no, hay perros mutantes! ¡Corre maldito, correee! ¡Esa arma es alucinante, pero no la malgastes que luego la vas a necesitar! ¡Agachate que vi algo! ¡Corre perro, correee!

Y así estuvo un buen rato...

Hasta que llegó su turno y terminé haciendo lo mismo.

-¡No puedo creer que te dejaras lastimar así! ¡¿Es qué no ves por dónde vas?!

-¡Dejame en paz! ¡Sé lo que hago!

-¡Dobla allí, es más seguro!

-¡No me mandes perro!

-¡Corre Pie Grande, correee!

-¡No me desconcentres Michael!

-Nos van a matar por tu culpa.

Por Siempre, Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora