CAPITULO 13

1.1K 124 47
                                    

Brandón

existe una línea borrosa que separa el sueño y el despertar, es decir, el espacio onírico, de la realidad. Ese instante en que cuesta saber que si estamos despiertos o dormidos, porqué nos mantenemos ahí, sobre ese delgado y delicado espacio, sintiendo como nuestros parpados se agitan pero no despertamos, hasta pasados largos e infinitos minutos en los que toman lugar múltiples suelos, a veces incluso lucidos.

Así han sido mis días, siempre equilibrando mi peso sobre esa línea. Entre la realidad y el sueño, la verdad y la mentira, la felicidad y la tristeza, el miedo y el dolor. Cómo antes, me siento solo, una soledad fría y cruel que entiendo y sé que merezco.

Oigo un leve sonido y a duras penas lo identifico como el abrir de la puerta de mi habitación. Estampo una almohada sobre mi rostro cuándo siento unas manos cálidas acariciarme la espalda con ternura y tengo miedo de no poder contener mis emociones.

-Cariño-susurra mi madre con suavidad - Vamos, habla conmigo. Se que la fiebre aun no te a bajado, pero creo que te ayudaría decirme que ocurre contigo estos días, este no eres tú.

-Mamá, no quiero hablar con nadie.-murmuré casi en un gruñido. Apenas podía mantenerme despierto, y la calurosa sensación de estar ardiendo cubría todo mi cuerpo aunque a su vez sentía frío. Era casi de noche y yo seguía en cama.

-Pero entonces te tomarás la sopa de pollo que te haré y más tarde te das un baño frío. Si sigues así mañana, iremos al médico.

-Mm... aja.

- Brandón... sabes que puedes confiar en mí, bebé. Soy tu madre, y te amo. No dejaré de hacerlo. Así que si tienes alguna preocupación qué te haga sentir mal, puedes hablarlo conmigo o con tú hermano. Somos tú familia.

Estaba tan agotado que aunque me parecieron extrañas las palabras de mí madre, me dio mucha flojera indagar.-Lo sé, no te preocupes. Estaré bien, por ahora sólo quiero descansar.

- Entonces te dejo tranquilo mi amor.

-Gracias mamá. Vaya y me trae mi sopa.-le dije esperando hacerla reír, y lo logré.

- En un minutos regreso. Descansa mi pequeño.

Yo solo era un pequeño para ella, después de todo, mi madre era la única persona que me hacia sentir aún como un niño de 5 años. Aunque también con... no importa.

Hundido entre cobertores, paseo mi vista hasta la mesa de noche donde reposa un pequeño marco pero no con una foto, si no, aquél dibujo de mí; sonriente, dónde me veo como alguien guapo y cordial, y mis ojos verdes parecen reflejar la luz, mostrando destellos ligeros de alegría y humildad. Siempre me pregunté como Michael pudo recordar tantos detalles y también, si realmente me parezco a la persona asombrosa que ahí se dibuja. Él es... increíble, y yo... yo solo arruino todo.

Con algo de curiosidad, reviso mi móvil y después de una semana de inactividad, abro mi Facebook decorado de notificaciones, solicitudes de amistad nuevas y mensajes, pero lo primero qué encuentro son un montón de fotos recién publicadas de la Boda de la hermana de Tyler. La veo a ella vistiendo un hermoso vestido blanco con encaje y pequeñas rosas salpicando como estrellas el velo y la cola de este. Sus ojos claros brillando de felicidad junto al apuesto hombre de cabello oscuro vestido de traje. Y en otras fotos, aparece Tyler, acompañándola, también Roger, uno a cada lado, y en otra... Salen Tyler y Michael a los lados, sonriendo, en otra esta con Bernaldo... Y veo a mi amigo allí, sonriendo con timidez, sus ojos llenos de alegría, vestido con un alegante traje oscuro obsidiana y una combata azul metálico, peinado con gomilla. Nunca lo habia visto así, y se ve tan... bien, que no puedo evitar sonreír con cariño. Hasta que acerco la foto y noto el pequeño moretón junto a su labio y la culpa nuevamente me golpea. Mis ánimos descienden todavía más y una vez apago el móvil, lo alejo de mí. Él jamás va a perdonarme.

Por Siempre, Mejores AmigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora