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Me coloqué la capucha del suéter y continúe caminando hacia dentro del instituto.
El clima estaba frío, demasiado. Y parecía que en cualquier momento se desataría una fuerte lluvia.
Tal vez, cancelaban las clases por la tormenta, y siendo sincero, temía que eso pasara. No quería regresar a casa tan temprano.

De nuevo, como todos los días, en el momento en que puse un pie dentro de las instalaciones, las personas me observaron, muchas miradas estaban sobre mi y otras simplemente se dedicaban a ignorar por completo mi presencia.

Todo iba bien por el momento, mentiría si dijera que las miradas no me afectaban, porque, en realidad, si lo hacían, me hacían sentir nervioso y vulnerable, pero, no era nada grave.
Ésa voz, provocó que el aire comenzara a faltar en mis pulmones. Su maldita forma de llamarme, "oye, enano" provocó que mi corazón lata con fuerza, tanto que podía escucharlo en mis oídos, comencé a sudar y decidí, por primera vez, no detenerme.

Creo que fue la peor decisión que pude haber tomado. Cuando menos lo pensé, ya me encontraba tirado en el suelo, su mano había tomado mi cabello con fuerza y había tirado de el hacia atrás.

— Te estoy hablando, insecto. —Cuando su rasposa voz llegó a mis oídos, lo único que pude hacer es encogerme en mi lugar.

Coloqué una mano en mi cabeza, dolía debido al jalón.
Su risa y la de los demás comenzó a inundar los pasillos, el sonido de la campana, llegó a mis oídos, indicándome el inicio de la primera clase, todos comenzaron a caminar hacia sus respectivos salones.

Sentí una punzada en el corazón cuando lo miré abrazado de una de las chicas de nuestro grupo dirigiéndose al aula mientras murmuraba distintos insultos hacía mi persona.

— Estúpido insecto maricón. —fue lo último que escuché de el antes de que diera vuelta por el pasillo.

Esta bien, eso, definitivamente, había dolido demasiado. Pero, yo tenía la culpa.
Aún tirado en el suelo, me arrastre hasta que mi espalda tocó los casilleros, Abracé mis rodillas y comencé a llorar.

Lo sé, soy patético, pero, en serio su comportamiento me afectaba demasiado.

Él, dice que es mi culpa que se comporte así conmigo, y tal vez si lo es, pero, acaso...¿Tengo yo la culpa de haberme enamorado de un estúpido homofóbico?.

— ¡Alguien muy distraído podría pisarte! —di un respingo al escuchar una voz a un constado de mi, pero, no me atreví a levantar la cabeza.

Tampoco respondí, no podía hablar, mis sollozos me lo impedían, escuché como suspiró y sus pasos alejarse. Quizás fui muy estúpido al ignorarlo de esa manera. Yo no era así.

Levanté la vista, dispuesto a disculparme, miré hacía ambos lados en el pasillo y el chico no se encontraba.

— Me estoy volviendo loco —susurré, sacudí mi cabeza y me levanté del suelo.

No tenía pensado entrar a clases, en el momento en que cruzara la puerta del aula, el comenzaría a burlarse de nuevo de mi.
Diciendo cosas como; "Eres un maricón" o tal vez "Ya acabaste de llorar niña". Y yo no pensaba soportar eso, además, me hacía sentir una enorme impotencia que los profesores ignoraran ésos comportamientos de sus alumnos, argumentando que eran simples juegos de adolescentes. Sí, claro.

Caminé lentamente hacía el patio, sólo miraba mis zapatos, sin darle importancia a lo que sucediera a mi alrededor.
Podía escuchar algunos murmullos de las personas que aún no entraban a sus aulas, todos eran sobre mi, diciendo lo cobarde que soy al no enfrentarme a ése idiota.

A lo lejos logré ver ese árbol al que hace tanto tiempo no iba, un árbol enorme, las ramas caían cubriendo completamente el área del tronco, un lindo lugar para esconderse y huir de las demás personas.
Caminé lentamente, sintiendo nostalgia y un horrible dolor en el pecho cuando lo observé de cerca, con mis manos aparté las ramas permitiéndome entrar al lugar.

Weak Heart (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora