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— ¿Quién es, Tao...?

Mis palabras fueron silenciadas cuando Tao colocó su mano en mis labios, evitando que continuara hablando, comencé a moverme tratando de quitarlo, pero al ver que lloraba, me quedé quieto.

— Por favor, deja de hablar, tienes que irte —sollozó quitando su mano y empujándome lentamente— No, si sales te verá —susurró mordiendo su uña.

— ¿Quién es? —Susurré tocando su cintura, el negó y bajó la mirada.

— Yifan, vete...

— Tao, te lo ruego —pedí acariciando su mejilla—, dímelo.

Él suspiró, sentí su cuerpo temblar cuando se escucharon pasos subiendo las escaleras, comenzó a empujarme de manera desesperada hacía el armario.

— Debes de ocultarte, Hyung, por favor, métete al armario y no salgas pase lo que pase.

Con algo de dificultad se levantó de la cama y continuó empujándome, cuando estuvimos cerca, abrió la puerta del armario y me empujó dentro. Sin pensarlo mucho, tomé su brazo y tiré de él, rápidamente cerré la puerta; justo en el momento en que el padre de Tao entró en la habitación.

Tomé los labios de Tao entré los míos para que no hiciera ningún ruido, pude escuchar un golpe dentro de la habitación y al sentir el cuerpo de Tao temblar, envolví mis brazos en el.

— ¡¡Maldita sea!!, Huang Zitao, ¿Dónde mierda te has metido? —Gritó el hombre, molesto.

Mi bebé, sollozó sobre mis labios.

Todo mi control se estaba acabando con Tao tan pegado a mi cuerpo, desnudo y besándome de ésa manera.

Tratando de no hacer mucho ruido, me quité mi playera y se la coloqué a el, hacía demasiado frío como para que el estuviese desnudo.

Con la yema de mis dedos acaricié lentamente las heridas de su espalda por debajo de mi playera, sintiendo como se movía incómodo en mis brazos.

Escuché como su padre azotaba la puerta al salir furioso, y varios golpes fuera de la habitación.

— Se ha ido, bebé. —Tomé con delicadeza su cabeza y la pegué a mi pecho, escuchando como llora— Todo ha acabado amor, te sacaré de aquí.

Él asintió con la cabeza y ambos salimos del armario.

No quise preguntar mucho mientras salíamos de la casa, el cuerpo de Tao aún temblaba y le costaba bastante caminar. Casi cae al suelo cuando estábamos bajando las escaleras, por lo que tuve que cargarlo hasta el auto. 

— Fue tu padre —susurré sin dejar de mirar el frente—, ¿no es así?

Sus ojos se conectaron con los míos a través del espejo retrovisor, él suspiró y apartó la mirada.

— Hyung... —Limpió una de sus lágrimas antes de volver a levantar la mirada— ¿A dónde me llevas? —Susurró.

— Iremos a mi casa, Tao. —Hice una pausa para suspirar y continúe—, ¿A dónde más?

— Hyung... No quiero que Suho me vea así... No quiero ir. —Se encogió en el asiento trasero y tiró de mi playera para tratar de cubrir las heridas de sus piernas.

— ¡Bien!, Te llevaré a otro lugar. —Él asintió con la cabeza y me dedicó una media sonrisa.

Ésa linda sonrisa que tanto extrañaba. Sus ojos voltearon curiosos a la ventana y se dedicó todo el camino a ver por ésta.
Lo llevé a un hotel cerca de mi casa, lo dejaría descansando e iría por ropa para que se diera un baño y se cambiara.

Weak Heart (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora