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— ¿Qué hacemos aquí? —susurré alejándome de el, aún más sonrojado que antes.

El sonrió y se acercó a mi.

— Me siento sólo en casa. Mi hermano tiene mucho trabajo y no está conmigo. —Bajó la cabeza, cosa que a mí me partió el corazón.

Sin pensarlo mucho y tragándome toda la vergüenza que sentía, lo abracé. Mis pequeños brazos rodearon su cintura y escondí mi rostro en su pecho, una exclamación de sorpresa abandono sus labios y levantó los brazos sorprendido por mi repentino comportamiento. Estaba apunto de separarme de el pensando que hice mal en abrazarlo, pero antes de poder hacerlo sus brazos se cerraron en mi cuerpo, atrapándome entre ellos.

— Gracias pequeño, lo necesitaba —susurró en mi oído y yo sonreí.

No duramos mucho tiempo así, nos separamos rápidamente al sentir nuestros rostros calientes.
Ambos nos habíamos sonrojado a más no poder. Sonreímos tímidamente antes de irnos a sentar a los columpios.

— Siempre me ha gustado venir aquí, ¿sabes? —Dirigí mi vista hacía el, él miraba un punto fijo en ese parque, tal vez a los niños que corrían felices por todos lados o los pájaros que detenían su vuelo para bajar y conseguir comida, no lo sé— Es un lugar tranquilo y muy lindo —susurró.

Noté como el entorno entre nosotros dos se volvía algo incómodo, suspire y ahora fui yo quien miró el parque.

A mi, en lo personal, no me gustaba éste parque. Si, es hermoso y relajante, pero los recuerdos que me trae son peores.
Cuando mi padre llegaba borracho a casa-que es prácticamente siempre-se ponía demasiado agresivo y comenzaba a golpearme, culpándome de nuevo de la muerte de mi madre, diciéndome que jamás podría ser feliz porque yo era malo, me gritaba que nadie me querría porque era una persona despreciable y que por mi culpa la mujer que el amaba había muerto. Sé que es cierto, yo tuve la culpa de ése estúpido accidente donde la mujer que me dio la vida, perdió la suya, yo la maté.
Cuando el dejaba de golpearme, diciendo que no gastaría más de su valioso tiempo conmigo, se encerraba en su habitación, yo me venía corriendo a éste hermoso parque y pasaba la noche aquí, escondido para que las personas no me vean.
Al día siguiente, con todo mi cuerpo temblando regresaba a casa, esperando que no estuviese el ahí, por suerte, casi siempre, no estaba cuando yo llegaba, pero cuando si estaba, comenzaba a gritarme reclamándome por haberme ido, diciendo que mi deber es estar en casa y limpiarla ya que yo maté a la persona que lo hacía antes. Y la historia se repetía todos los días.

Con el pasar del tiempo eso cambió, el dejaba de frecuentar la casa, dejándome sólo demasiado tiempo, obligándome a cuidarme por mi cuenta, muchas veces terminé lastimado al tratar de cocinar o alcanzar algo muy alto en la alacena.
La primera vez que desapareció, lo hizo como por unas dos semanas, semanas en las que yo pensé que le había pasado algo malo, dos semanas en las que estuve tranquilo y pude respirar bien en mi propia casa.
Confié en que jamás volvería, si, se estaba acabando la comida, pero prefería eso a seguir sufriendo sus abusos.
Creí que no lo volvería a ver. Grave error. Cuando regresó, todo empeoró, regresó más enojado, con ganas de desquitarse con alguien y ése alguien fui yo.

Me golpeó hasta que se cansó, quedé muy herido y duré días sin asistir a la escuela, me estaba muriendo, Sehun fue a mi casa a preguntarme porque había faltado tanto tiempo, llevándose una gran sorpresa al encontrarme tirado en el suelo, con múltiples heridas en mi cuerpo. Él se encargó de curarme y cuidarme hasta que me recuperara.
Muchas veces el también terminó herido por intentar defenderme de mi padre, fue horrible ver como el hombre que me dio la vida, golpeaba sin piedad a mi mejor amigo, cuando se cansó, nos dejó en paz a ambos y se fue, desapareciendo unos días más.

Weak Heart (KrisTao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora