Capítulo 14

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Narra Marielle:
—Dale me encantaria enseñarte, si...me enseñas a pintar— su pedido me extraño un poco, pero me parecio muy lindo.
—trato hecho— estreche su mano. Por un segundo nos sonreimos como un par de tontos adolescentes.
—si no activamos se nos enfria el mate— bromee sonriendo. Guido se tentó y por su expresión no tenia ni idea de por que se estaba riendo.
Pasamos unas horas intentando enseñarnos el uno al otro con un relativo exito. No dejaba de sentirme extraña al estar tan cerca suyo. Colocarme detras para ayudarlo a manejar el pincel e invadirme de su aroma varoníl. Así mismo él debia ponerse nervioso ante nuestra cercania. Colocado detrás de mi, explicandome como sostener el mastíl mientras apoyaba su mentón en la curvatura entre mi cuello y mi hombro. Soplando con su aliento muy despacio al hablar...Una sensación estremecedora. Cerca de las cuatro empece a verlo mas pinchado, casi como esta mañana.
—¿te sentís bien?— inquirí preocupada. —no se, estoy cansado, me parece que tengo fiebre— se tocó la frente.
—a ver— tantee sus mejillas y su frente —estas hirviendo, en el botiquín tengo ibuprofeno ¿a que hora tenes ensayo?— busque el medicamento nombrado y un vaso de agua.
— a las siete ¿por?— me miro alzando una ceja.
—hace una cosa, tomate esto y tirate un rato en el sillón, te hablo a las seis, vemos como estas y después te vas al ensayo ¿esta bien?— no le quedó mas remedio que aceptar. Ingirió la pastilla con un trago profundo de agua, dejo el blister junto al vaso sobre la mesa y se quito la remera. Su imagen se instalo en mi memoria.  Los calores invadieron mi cuerpo. Mientras el dormia procure concentrarme en mi trabajo. Un par de lienzos pararon por mi vastidor. El último se trataba de una idea innovadora para la expo ¿que seria? Ni yo lo sabía. Mis ojos se perdieron en el mistico Armido. Dormía boca abajo, la espalda descubierta, algunos mechones dorados sobre la cara y una expresión mas que serena. Respire muy hondo, tome el lapiz y comence a bocetear.
Narra Agus:
Hace rato que no sabia nada de Guido y comenzaba a preocuparme. Pato también habia desaparecido, para variar, y Gaston que recien llegaba no entendía nada de lo que pasaba

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