Capítulo 31

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Narra Marielle: —¿Qué pasa amor?— Dije abrazada a su cuello.
—¿Y el chal?— trague saliva fuertemente. —...Se lo pedí a Abril, viste que ella lo tenia puesto...bueno se lo pedí por que tenia frio— apenas me salian las palabras.
—ah bueno, te queda lindo igual— nos besamos. La expo empezo un rato después. Guido se nos acercó, lucia normal. Nos saludo como si nada y miro los cuadros. Decia no entender mucho de cuadros pero que le gustaba. Presente nuestra obra, la obra donde fue mi modelo vivo. Todos aplaudieron. Querian comprarla, quedaron encantados. Algunos intentaban bautizarla, "Adonis durmiente", "El Ángel de mechones dorado" eran algunos de los nombres que oí. Pero para mí era la inocencia de un nene con la belleza de un hombre.
—Parece que gustaste mucho— le dije escapando de la multitud que nos rodeaba.
—no me sorprende— se hizo el canchero.
—que te haces jaja— le di un codazo. —Tengo que darle creditos a la pintora, lo haces increible...la pintura digo—se puso colorado.
—Gracias...—no sabia que más decir. Su presencia me ponia tonta.
—De nada...Si queres buscame en la terraza...— me beso en la comisura de los labios, algo que ante los demas parecía un inocente beso en la mejilla.
—¿Ya se fue Guido?— Pregunto Gaston venido de entre la multitud.
—Si, dijo que queria descansar— atine a responder. El me miro y no dijo mas nada. Se fue a atender a todas esas personas que admiraban su talento. Era un tipo sumamente talentoso. Sonreí mirandolo. Entonces Abril se acerco a el, dijo algo en su oido y se fue. Me pareció muy extraño así que en cuanto se fue lo seguí. Entraron juntos a una de las salas cerradas. En un descuido la puerta quedo entre abierta. Asome la cabeza curiosa y a la vez con ideas de lo que encontraria. Gaston, Abril, mi novio y mi prima, se besaban y acariciaban con pasión. No dije nada, no estaba en condiciones ni tenia el derecho. Subi las escaleras directo a la terraza. Enfile los ojos a la nada, los brazos sobre el barandal. Entonces alguien me rodeo con su cuerpo.
—...Que bueno verte— Era Guido. Me gire hacia el —¿Qué paso? ¿Por que lloras?— me acaricio el rostro con sus manos.
—Me engaño...con mi prima— agache la mirada...

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