13.

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Niñez


Todo parecía perfecto, como si el tiempo se detuviera en un instante de pura felicidad. Jungkook y Taehyung, con 11 y 10 años respectivamente, compartían una conexión especial, forjada en risas y juegos. Cada mañana, los dos pequeños se sentaban en el mismo rincón del parque, un lugar sagrado donde su amistad florecía. Jungkook siempre llevaba su típica mochila de Iron Man, mientras que Taehyung había cambiado la suya por una hermosa de Totoro, que reflejaba su amor por las criaturas adorables.

Con el acercamiento de San Valentín, la emoción en el aire era palpable. A pesar de que no comprendían completamente la importancia de ese día, sabían que para sus adoradas ommas, el día del amor y la amistad era especial. Las madres de ambos niños sonreían de manera radiante mientras preparaban sorpresas y regalos, llenando el ambiente de anticipación.

Jungkook se encontraba sumido en sus pensamientos. Sabía que debía entregar un chocolate a la persona que le agradaba, una tradición que le habían explicado, aunque la idea lo llenaba de nervios. Para él, era una forma de expresar su afecto. Sin embargo, Taehyung tenía un dilema mayor: su corazón latía a mil por hora al pensar en Jungkook, pero aún no entendía del todo por qué sentía eso.

Esa noche, Taehyung había pasado horas observando a su omma preparar chocolates. La sonrisa en su rostro era un reflejo del entusiasmo que sentía al saber que iba a hacer algo especial. La cocina olía a chocolate derretido, y las risas de su madre resonaban mientras él intentaba replicar cada paso.

—Bato... hecho... ¡uhmmm! —murmuró mientras mezclaba los ingredientes.

Por su parte, Jungkook se cuestionaba por qué San Valentín era tan importante. En su mente, era solo un día más, y, de hecho, lo detestaba.

—¡Jungkook, ya compré los ingredientes! —gritó su omma desde la cocina, su tono entusiasta.

Con las mangas remangadas y una sonrisa juguetona en su rostro, Jungkook comenzó a preparar los chocolates. Había pasado gran parte de su infancia en la cafetería de su madre, aprendiendo sobre postres y recetas, y ahora se sentía emocionado al poner en práctica todo lo que había aprendido. Sin embargo, su madre siempre estaba a su lado, guiándolo y recordándole que el chocolate debía llevar un toque especial.

La cocina se convirtió en un caos dulce; la harina cubría la mesa y el chocolate goteaba por doquier, pero ambos niños estaban felices, riendo y disfrutando del momento. Sus ommas los observaban, intercambiando miradas cómplices, mientras se encargaban de limpiar el desorden que los pequeños dejaban a su paso.

"Te quiero, Kookie", escribió Taehyung en una galleta, sintiendo que esas palabras contenían todo su amor.

"Solo quédate a mi lado", respondió Jungkook, dedicando su propio mensaje sincero.

El día de San Valentín llegó finalmente. Los minutos parecían eternos en la escuela, donde todos esperaban ansiosos el recreo para entregar sus obsequios. Los pasillos estaban llenos de niños emocionados que intercambiaban cartas y chocolates, creando un ambiente vibrante de amistad y amor.

Taehyung estaba nervioso. Su corazón latía con fuerza mientras esperaba su momento. Jungkook lo miraba desde el otro lado del aula, su sonrisa radiante iluminando el lugar. Era como si el mundo se detuviera cada vez que sus ojos se encontraban.

Finalmente, el mayor de los dos tomó una bocanada de aire, sonriendo con su inconfundible sonrisa cuadrada. Sacó una pequeña caja decorada con un lazo rojo y se acercó a Jungkook.

—Gracias —susurró, sintiendo cómo las mariposas revoloteaban en su estómago.

Sin pensarlo, Jungkook sonrojado le dio un suave beso en la mejilla, una muestra de agradecimiento que tomó a Taehyung por sorpresa. Este, por su parte, sacó una bolsa con tres cajitas de chocolate. Esperaba ansioso que Jungkook probara su creación, pero en lugar de eso, recibió un cálido abrazo y un beso torpe en los labios que lo dejó atónito.

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora