15.

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Dedicado a :SgrKing

Mi respiración estaba algo agitada esta mañana, mis manos temblaban mientras mis piernas hacían lo mismo.

—No puede ser mi celo, ¿verdad? —pensé con desesperación. Pero aún faltaba una semana; ¿cómo era posible que se hubiera adelantado?

Me retorcía en la cama, sintiendo un dolor intenso que no sabía cómo manejar. Mis ojos estaban tan llorosos que apenas podía abrirlos, y mordía mis labios para no gritar. El dolor era abrumador. En el fondo, sentía algo viscoso en mi entrada; el lubricante que había comenzado a fluir.

—Maldito cuerpo —me quejé internamente.

La necesidad de tocarme crecía, el deseo de que algo entrara en mí me desesperaba. Mi cuerpo sudaba en exceso, y los cabellos pegados a mi frente me hacían sentir aún más incómodo. Las hormonas salían de mí como una tormenta que no podía controlar.

—Jimin... —musité, consciente de que Kookie estaba en celo.

Yoongi se levantó rápidamente, sus ojos llenos de preocupación mientras corría a buscar a su esposo. La palidez en el rostro de Jimin me decía que estaba asustado, y eso me llenó de miedo. Mientras Yoongi buscaba en el botiquín esas malditas pastillas, yo estaba atrapado en mi propio tormento.

Jimin le metía las pastillas en la boca a Jungkook, quien sufría en la cama. Sabía que eso le ayudaría a dormir por un tiempo, pero ¿por cuánto? La inseguridad me devoraba. No quería dejar a Jimin solo con Jungkook, temía que el instinto animal de los alfas pudiera desatarse.

—No permitiré que alguien te lastime —me juré, sintiendo un escalofrío recorrerme.

Jungkook seguía despierto, quejándose levemente del dolor. Intentó levantarse, pero Jimin lo detuvo con ternura.

—Omma, estoy bien —dijo, intentando sonreír, pero su voz traicionaba el sufrimiento que sentía.

—¿Chocolate caliente...? —preguntó Jimin con dulzura, pero no podía concentrarme en esa idea.

Miré a Jimin, que tenía una taza en las manos. Agradecí su pequeño gesto, tomé el chocolate lentamente mientras observaba la ventana, buscando algo de calma en la tormenta de mis emociones.

—¿Tú crees que vendrá? —preguntó Jungkook, su voz llena de una esperanza que no entendía.

Jimin frunció el ceño, confuso ante los sentimientos de su hijo. Era evidente que Jungkook amaba a ese chico, aunque a veces pareciera que lo odiaba. La dualidad de sus emociones le rompía el corazón a Jimin.

De repente, el timbre sonó, y Jimin bajó rápidamente a la entrada. Observó por la mirilla, y su expresión se iluminó al ver a Yoongi. Con varias bolsas en las manos, subió rápidamente hacia donde estaba Jungkook, quien ya se sentaba, aparentando estar mejor.

—¿Estás bien? —preguntó Yoongi, su voz preocupada mientras lo abrazaba con cariño.

Jungkook sintió el calor y la protección de su padre, pero Yoongi notó que el aroma de su esposo era más fuerte que el de su hijo, la conexión entre ellos inquebrantable.

—Yoongi, estoy bien... —respondió Jungkook.

—Ya te dije que me digas papá... —replicó Yoongi, sin dejar de sonreírle. Jungkook sonrió en respuesta, sintiéndose seguro en los brazos de su padre.

Mientras tanto, yo observaba el frasco en la mesa, calculando cuánto tiempo tendría que esperar para tomar la próxima pastilla. Solo necesitaba resistir otras cinco horas más.

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora