29.

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Al ser rescatado por su alfa, una ola de calma invadió a Jungkook. Sin embargo, Wonwoo no salía de su mente, y una parte de él sabía que tenía razón.

No dudes...

—Cállate, estúpido lobo.

Lo amas... Es tu alfa...

—No es verdad, solo...

¿Aún dudas?

—Sí.

Estaba ahí, en el auto, observando cómo Taehyung se concentraba en la carretera. Le ofreció su móvil para que llamara a sus padres, pero Jungkook aún no se sentía listo para hacerlo. Sabía que su padre y su omma debían estar preocupados, pero el miedo lo mantenía inmóvil. Agradecía que Taehyung lo hubiera encontrado justo a tiempo; su celo estaba a punto de comenzar, y temía no poder controlarse.

Su nariz se embriagaba con un aroma delicioso en el auto, una mezcla de la fragancia de Taehyung y la colonia varonil que él usaba. Cerró los ojos, disfrutando del dulce olor que lo envolvía. Cuando observó de reojo a Taehyung, notó cómo sus manos se aferraban al volante, su expresión era de concentración y ligera frustración.

El olor a chocolate que emanaba de él aumentaba, y una sonrisa juguetona apareció en su rostro. Se atrevió a posarse sobre la mano de Taehyung, que aún estaba firme en el volante.

—Estoy manejando... —murmuró Taehyung, mordiendo su labio inferior—. Jungkook... basta.

—Pero no he hecho nada... aún.

La tensión en el auto se palpaba. Las feromonas de Jungkook empezaban a llenar el espacio, excitando a su alfa, y era evidente que Taehyung luchaba contra sus instintos. Sabía que debía contenerse, que necesitaban arreglar sus sentimientos antes de dejarse llevar.

—Alfa~~...

Taehyung tosió, como si las palabras de Jungkook le dieran un golpe directo en el pecho. Decidió estacionar el auto en un lugar deshabitado y apagó el motor. En un instante, Jungkook se deslizó sobre su regazo, su cuerpo lleno de deseo y anhelo, como un imán que lo atraía hacia su alfa.

La forma en que se restregó contra él hizo que Taehyung soltara un suspiro entrecortado, mordiendo su labio con fuerza al sentir el deseo que emanaba de su pequeño. Jungkook estaba en celo, y esa realidad lo excitaba y lo aterraba al mismo tiempo.

—¿Sabes? —susurró Jungkook con un tono juguetón—, creo que soy más fuerte que tú.

Pero a Taehyung no le hacía falta escuchar eso; su cuerpo ya respondía al instinto primario que lo guiaba. La mezcla de aromas en el auto lo envolvía y lo llevaba al límite de la locura. Jungkook podía sentir la calidez que su cuerpo anhelaba, la conexión entre ambos se hacía más intensa a cada segundo. Su lobo interno movía la cola con emoción; sí, lo que hacía estaba bien.

Jungkook se recostó en el asiento, abriendo sus piernas con una invitación silenciosa. Taehyung, sonriendo, se inclinó hacia él, dejando que su boca explorara su piel. Cada caricia, cada roce era una declaración de su amor y deseo, una necesidad insaciable de estar juntos. La piel de Jungkook era tan sensible; podía sentir cómo su corazón latía más rápido con cada toque.

Pero cuando Taehyung desabrochó sus pantalones, una mano suave lo detuvo. Era Jungkook, quien aún estaba agitado, pero su rostro mostraba una preocupación que Taehyung no podía ignorar.

—Tae... quítate la playera... —pidió Jungkook, levantando la vista con determinación, aunque sus manos temblaban. Cuando vio las vendas en el torso de su alfa, un nudo de tristeza se formó en su estómago. Quería sanarlo.

—¿¡Pero qué!? —exclamó Taehyung, confundido y preocupado, pero la intensidad en los ojos de Jungkook lo hizo callar. El omega, sintiendo la urgencia, comenzó a deshacer las vendas con cuidado, sus dedos acariciando suavemente la herida.

—Estás herido... —murmuró Jungkook, su corazón se apretaba al ver la marca en su piel, recordándole el peligro que su alfa había enfrentado por él.

—Estoy bien... —respondió Taehyung, acariciando los mechones oscuros de Jungkook, sintiendo la calidez de su amor. Pero Jungkook no podía dejar de lamer la herida, deseando sanar cada parte de Taehyung que había sufrido.

La conexión entre ellos era palpable; Jungkook podía sentir cómo su corazón se llenaba de amor y necesidad. Cada beso que le daba a Taehyung era un recordatorio de cuánto lo deseaba y cómo lo necesitaba en su vida.

Aun con el deseo incontrolable que sentía, Jungkook también sabía que debía proteger a su alfa. Era una lucha interna, un tira y afloja entre el deseo y la responsabilidad.

—Tae, por favor... —susurró, su voz un poco quebrada, mientras su mano buscaba la de Taehyung—. Quiero que seas mío.

—Lo soy, Jungkook... —respondió Taehyung, su tono lleno de amor y devoción.

Esa promesa se transformó en acción; Jungkook desabrochó los pantalones de Taehyung, sintiendo cómo su alfa se retorcía por la anticipación. Cuando sus manos encontraron lo que anhelaba, un suspiro se escapó de sus labios, una mezcla de emoción y deseo. Se dejó llevar, disfrutando del momento, saboreando cada centímetro de piel, cada gemido que salía de los labios de Taehyung.

La tensión creció entre ellos, un baile de deseo y placer que no podía detenerse. Jungkook se inclinó hacia adelante, dejando que sus labios se acercaran al elástico del bóxer de Taehyung. Quería llevarlo al borde, hacer que su alfa se sintiera amado y deseado.

—Quiero que sea adentro, hyung... —dijo, su voz cargada de anhelo, mientras su cuerpo respondía al ritmo de sus corazones.

La chispa de sus sentimientos se convirtió en fuego; Taehyung tomó a Jungkook con ternura y pasión, llevándolo a un lugar donde solo ellos existían. El mundo exterior desapareció y solo quedaban ellos dos, entregándose a la emoción que los consumía.

Cada embestida, cada toque, se sentía como una declaración de amor, un grito silencioso de sus almas entrelazadas. Jungkook cerró los ojos, dejando que el placer lo envolviera, mientras Taehyung exploraba cada rincón de su cuerpo, cada susurro, cada gemido. En esos momentos, el miedo se desvanecía y solo quedaba el amor.

Al alcanzar el clímax, la realidad se desdibujó, dejando solo la intensidad de su conexión. Jungkook y Taehyung se entregaron el uno al otro, sus cuerpos entrelazados, como dos mitades de un todo que finalmente se completaban.

Cuando el momento pasó y se encontraron agotados, Jungkook se recostó junto a Taehyung, sintiendo cómo su miembro flácido se deslizaba lentamente de su cuerpo. Los ojos de Taehyung se abrieron, llenos de amor y gratitud.

—¿Segundo round? —bromeó Jungkook, su voz suave, pero llena de una felicidad que solo su alfa podía provocar.

—Eres un idiota... —respondió Taehyung, pero su sonrisa traicionera decía lo contrario.

En ese instante, Jungkook supo que a pesar de todos los miedos y dudas, estaban destinados a estar juntos. La conexión que compartían iba más allá de lo físico; era una promesa de amor, de confianza y de un futuro que aún estaban por explorar juntos.







-mochi cambio y fuera -

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora