EPÍLOGO

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"Ojos, mirad por última vez. Brazos, dad vuestro ultimo abrazo. Y labios, que sois puertas del aliento, sellad con un último beso."




El suave zumbido de las máquinas y el olor a desinfectante llenaban el aire del hospital, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida. Jungkook se sentó en la silla junto a la cama de Taehyung, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. A su lado, el pequeño Kim Yeonjun, de tres meses, dormía plácidamente en su cuna, ajeno a la tormenta emocional que azotaba a su padre.

La habitación estaba decorada con fotos familiares que mostraban sonrisas, amor y momentos compartidos. Jungkook miró a Taehyung, cuyo rostro sereno y tranquilo parecía descansar en un sueño profundo, pero Jungkook sabía que no era así. Había una conexión que trascendía el estado de Taehyung; sentía su presencia a su lado, como si el amor que compartían nunca se hubiera desvanecido.

—Te prometo que haré todo lo posible por nuestro pequeño —susurró Jungkook, acariciando la mano de Taehyung. —Sé que me estás escuchando.

Un leve parpadeo de los ojos de Taehyung lo hizo sonreír, y su corazón se llenó de esperanza. A veces, en momentos de silencio, Jungkook podía sentir que Taehyung estaba allí con él, escuchando cada palabra, cada promesa.

La puerta se abrió suavemente y entraron Kim Seokjin y Kim Namjoon, los padres de Taehyung, seguidos por sus hermanas gemelas, Kim Jennie y Kim Sana. La atmósfera cambió de inmediato, llenándose de una energía cálida y familiar.

—¿Cómo está? —preguntó Seokjin, su voz suave y preocupada.

—Igual que antes, pero siento que está luchando —respondió Jungkook, su voz temblorosa. —No quiero perderlo.

Namjoon se acercó y le dio una palmadita en la espalda, mostrando su apoyo. Jennie y Sana se sentaron en el borde de la cama, sosteniendo la mano de su hermano con ternura.

—Él siempre ha sido fuerte —dijo Sana, con una mirada de determinación. —Y si hay algo que sabemos, es que la familia está aquí para apoyarlo.

—Sí, Tae siempre ha sido un luchador —agregó Jennie, sonriendo melancólicamente. —Así que debemos seguir creyendo en él.

Con el apoyo de su familia, Jungkook sintió que su tristeza se aligeraba un poco. Sacó un libro de cuentos de su bolso, un pequeño ritual que había comenzado desde que Taehyung entró en coma. Cada tarde, le leía a Taehyung y, aunque no podía responder, Jungkook creía firmemente que su alfa podía escuchar.

—Hoy le voy a leer algo especial —dijo Jungkook, abriendo el libro. —Es una historia sobre un rey y su reino, pero también sobre amor y esperanza.

Comenzó a leer en voz baja, su tono suave y melódico.

—"Había una vez un rey que amaba a su reina más que a nada en el mundo. Pero un día, un oscuro hechizo cayó sobre el reino, y la reina fue llevada a un profundo sueño..."

Mientras leía, Jungkook miró a Taehyung, buscando algún signo de vida. Aunque sus ojos estaban cerrados, había algo en la forma en que su mano parecía relajarse, como si estuviera respondiendo a la voz de Jungkook.

—"El rey, desesperado, recorrió cada rincón de su reino, buscando la manera de romper el hechizo y traer de vuelta a su amada. A través de muchos desafíos, nunca perdió la fe en su amor..."

La voz de Jungkook se volvió más firme, llena de emoción y esperanza. Sabía que Taehyung lo escuchaba.

De repente, sintió un ligero tirón en su brazo. Miró hacia abajo y vio que Yeonjun se había despertado, mirando a su alrededor con ojos grandes y curiosos. Jungkook sonrió y levantó al pequeño en sus brazos.

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora