¿Mi Pequeño amor?[VK]

45.

Unos días después, el gran salón de la familia Min brillaba como un palacio. Un candelabro resplandecía sobre las mesas, sus cristales capturando la luz del sol y deslumbrando a todos los presentes. Los hijos de las familias más influyentes, junto con un selecto grupo de invitados, se congregaban para celebrar el cumpleaños del primogénito. Era una ocasión significativa, no solo por la festividad en sí, sino porque por primera vez se presentaría oficialmente al joven omega, quien había suscitado rumores y susurros entre las élites.

El murmullo en la sala era casi palpable; el joven era considerado el futuro prometido del primogénito de la familia Kim. Para las grandes empresas, esa unión era una bendición, una solución a los recientes rumores de separación que amenazaban con afectar a ambas familias. Pero en medio de esa alegría, había un oscuro secreto: un desconocido alfa, consumido por los celos, se encontraba entre la multitud.

Jungkook se asomaba por el balcón de su habitación, sintiendo la brisa suave acariciar su rostro. Sus dedos rozaban su cuello, donde sentía la cálida marca de su alfa, un símbolo de pertenencia que le llenaba de felicidad. Su mano descendió suavemente hasta su vientre aún plano, el pulso de su corazón acelerándose al pensar en la conexión que había formado con Taehyung. No había arrepentimiento; cada latido era una celebración de su amor, una unión de almas que resonaba en cada rincón de su ser.

Un suspiro se escapó de sus labios al observar el traje que lo esperaba, una obra de arte en negro profundo, acompañado de una máscara que prometía misterio. Sabía que Taehyung también se había preparado para la velada, lo que le tranquilizaba. No había razón para temer; el amor que compartían era más fuerte que cualquier sombra que pudiera acecharlo esa noche.

Justo en ese momento, Jimin entró en la habitación. Los ojos de ambos se encontraron, y en esa mirada se leía una historia llena de amor y nostalgia. Jimin sonrió, su corazón rebosante de felicidad al ver a su hijo de 20 años preparado para su primer gran evento. Jungkook era un omega deslumbrante, y su elección de pareja le llenaba de orgullo.

—Eres hermoso, Kookie —murmuró Jimin, acercándose para acariciar las mejillas de su hijo, que se sonrojaban con cada halago.

Jungkook se giró hacia el espejo, admirando su reflejo. Allí estaba él, el niño no deseado que había crecido en un mundo que a menudo parecía cruel. Ahora, un joven enigmático, marcado por el amor de su alfa, preparado para enfrentar el mundo con un corazón lleno de esperanza.

Su traje negro se ajustaba perfectamente a su esbelto cuerpo, destacando su figura como una obra maestra. En su mano, sostenía una máscara decorada con plumas, un toque de elegancia que prometía deslumbrar a todos. Sin embargo, un leve nerviosismo se asomaba en su interior.

—¿Crees que me reconocerá? —preguntó, una chispa de duda en su mirada.

Jimin soltó una risa suave, observando a su hijo disfrazado con ternura.

—Con ese atuendo, Taehyung no podrá quitarte los ojos de encima. —Mientras hablaba, su mano se deslizó sobre su propio vientre abultado; los cuatro meses de embarazo se notaban cada vez más, una hermosa bendición que iluminaba su vida.

Jungkook se acercó a su padre omega, quien acariciaba su abdomen con cariño. Sonrió al ver cómo los colores de su ropa reflejaban su alegría, un hermoso contraste con la palidez de su propia piel. Aquel aroma dulzón que emanaba de Jimin le resultaba reconfortante, y al tocar aquel vientre , una sensación de amor y protección lo envolvió.

—Te prometo que todo saldrá bien —dijo Jungkook, su voz un susurro lleno de confianza. —Esta noche es nuestra.

Así, con el corazón latiendo al ritmo del amor que compartían, se prepararon para entrar en la celebración. Las luces del salón brillaban intensamente, y el eco de risas y música los esperaba, una promesa de magia y momentos inolvidables. La noche aún guardaba sorpresas, y Jungkook estaba listo para descubrir cada una de ellas, con su alma unida a la de Taehyung, dispuesto a desafiar cualquier sombra que se atreviera a interponerse en su camino.