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Mis manos sudaban mientras me acomodaba una camisa holgada, mis pantalones negros ajustados resaltaban mis curvas, y unas Timberland remataban mi look para esa noche especial. No sabía por qué mi alfa me trajo a su casa, pero era hora de conocer a sus padres y a mis pequeñas cuñadas.

Miré de reojo a Taehyung, que estaba tranquilo en su ropa casual, siempre tan encantador. Puso una mano junto a las mías, entrelazadas para calmar mis nervios, y al alzar la vista hacia él, me sorprendí al encontrar su sonrisa más cálida. Era un ser encantador y mi corazón casi estalló con ese simple gesto.

Salí del auto cuando mi alfa me abrió la puerta, y tomando su mano, me ayudó a bajar. La imagen de nosotros caminando por el jardín, como si fuéramos una pareja casada, me hizo sentir un cosquilleo en el estómago. Era un amor tan auténtico, y me encantaba cada momento.

Caminamos hacia la puerta, donde Taehyung, con un movimiento seguro, abrió la pequeña puerta que conducía al pasillo que llevaba a la entrada principal. Mi dedo se posó en el timbre, pero aún no tenía el valor de tocarlo.

Vamos, Jungkook, hazlo por nuestro alfa...—susurró mi lobo, su tono implorante.

Crees que es fácil...—parpadeé, intentando ahogar la pelea interna con mi lobo. Sabía que no era el momento para dudar.

—Bien, es momento que me des un calcetín para ser libre...—dije en tono de broma, haciendo un puchero.

—Esto no es Harry Potter, Jungkook...—Taehyung rió suavemente, sabiendo que esa cena era un gran paso, especialmente porque su omma y él no tenían la mejor relación.

Tocamos el timbre, y tras unos momentos, escuchamos pasos al otro lado. A medida que la puerta se abría, sentí un nudo en el estómago.

—Llegan un poco temprano...—dijo una voz familiar, y al alzar la vista, me encontré con el cabello negro del Sr. Kim.

Su sonrisa era un alivio. Sabía que estaba haciendo todo lo posible para recibirnos con calidez, a pesar de las tensiones pasadas.

—Pasen, hace frío afuera...—nos dijo, invitándonos a entrar.

Los nervios se intensificaron al ver a las gemelas correr en nuestra dirección. Eran adorables, y mi corazón se aceleró al ver la dulzura de esos pequeños cuerpecitos. Así que esta era la familia Kim. No podía evitar recordar cómo había sido la última vez que había visto a las gemelas, apenas eran bebés.

—¡La suavidad de tu piel y el llamativo color de tus labios! Sin duda eres un hermoso omega para mi hermano...—una de las gemelas, Sana, me sonrió y me abrazó con fuerza.

Solo parpadeé, sorprendido por cómo me habían nombrado, pero eso solo provocó una risa nerviosa de mi parte. La otra niña, Jennie, se acercó tímidamente, sus mejillas sonrosadas y su cabello lacio brillando con la luz de la entrada. Ella me dio un pequeño beso en la mejilla, demostrando un respeto que me conmovió.

—Niñas, vayan a la mesa...—dijo el Sr. Kim, mientras su mirada se posaba en las pequeñas.

Ambas se fueron, y en ese momento, noté la figura de Namjoon acercándose. Su saludo informal me hizo sentir más en casa, como si estuviera en un ambiente familiar.

La mesa estaba bellamente decorada, con una variedad de platillos que hicieron que mi estómago rugiera.

—Amor, sí que te luciste...—Namjoon le dijo a Jin, mientras lo abrazaba con cariño. La forma en que se miraban, con amor y complicidad, hacía que mi corazón se sintiera cálido.

Jin sonrió, complacido por el esfuerzo de su pareja, sabiendo que aquella cena era más que solo una comida; era un intento de reconciliación.

Taehyung se sentó junto a mí, y mientras los demás comenzaban a servir, no podía evitar sentirme un poco incómodo. Cada bocado que tomaba era un intento por calmar mis nervios, ya que no podía evitar la sensación de que todos los ojos estaban sobre mí.

¿Mi Pequeño amor?[VK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora